miércoles, 2 de enero de 2013

COCKTAIL (1988)

Menospreciada desde su estreno hace ya un cuarto de siglo, esta cinta protagonizada por un joven Tom Cruise (con 26 primaveras), esconde en su metraje un mayor número de aciertos y buenos momentos de los que, a priori, se podrían esperar. Sin duda, Cocktail no es un ejemplo de prodigio cinematográfico a ningún nivel; ni argumental ni conceptual ni interpretativo, y ni tan siquiera se puede decir de ella que proponga algo nuevo (aunque pocas retratan el mundo de los barman), pues estaba concebida como un convencional film para el lucimiento de una emergente estrella adolescente.
Sin embargo, pese a todos estos inconvenientes, la película consigue aguantar el paso del tiempo de manera excepcional, siendo tan entretenida y magnética como lo fue en los ochenta, sin signo alguno de caducidad.
Brian Flanagan (Tom Cruise) es un joven recién licenciado del ejército que, tras volver a su Nueva York natal rebosante de ambición, trata de buscarse un buen empleo en Wall Street.
Lamentablemente, sus aspiraciones se verán rápidamente truncadas al comprobar que su currículum dista bastante de las necesidades requeridas para el puesto al que aspira, teniendo que ponerse a trabajar en un local de copas para pagarse sus estudios.
Lo que no espera es que su nuevo jefe, un veterano barman llamado Douglas (Brian Brown, conocido por su papel en F/X dos años antes) le enseñará a ser el mejor de su profesión, convirtiéndose en el barman más carismático de Manhattan.


Con intención de hacer fortuna, Brian abre en solitario su propio local en la soleada Jamaica, donde conocerá a la chica de marras, la "no tan ingenua como parezco" Jordan (una pánfila Elisabeth Shue), que pasa allí sus vacaciones.
Luchar por cumplir ilusiones, perseguir nuestros sueños, gozar del amor y del sexo (aquí recatadito, eso sí) y la importancia de la verdadera amistad (la relación entre Brian y Douglas es lo mejor del film) son los elementos destacables de Cocktail, un film estereotipado pero efectivo como el que más.
Nadie niega lo molesto que resulta Tom Cruise cuando se marca su sonrisa patentada durante todo el metraje, y que odiemos a esa cámara que se regodea en los excesivos momentos de amor (incomprensibles esos planos alargados de sus filetazos), incluso hay quién pueda sentirse insultado por el aluvión de clichés que sacude la cinta (desde el niño pobre enamorado de la niña rica hasta el momento súper dramático que los pone a todos en su lugar), pero tampoco sería justo pasar por alto sus logros.
Con todo, no se puede negar que la película del australiano Roger Donaldson (director de "Species" o "El Gran Golpe") sabe conjugar todos esos elementos prefabricados de manera eficiente, consiguiendo sacar oro de un planteamiento aparentemente agotado. La pareja protagonista funciona a la perfección (gracias sobre todo a un entrañable Douglas), e incluso la relación entre Shue y Cruise no chirría (pese a los excesos interpretativos de ambos).


El elenco de secundarios tampoco desmerecen, pues desde el tío de Brian a la hermosa y rica mujer de Douglas con ese diminuto traje de baño están perfectamente trazados pese a sus escasos minutos. Cocktail contiene escenas hoy por hoy míticas, como los shows en pareja del dúo de barmans a ritmo de una excelente selección musical (de hecho, el tema central fue motivo de múltiples galardones) o las correrías jamaicanas del carismático Brian (en la actualidad, ese mismo puesto de bebidas recibe el nombre de "Cruise Bar"), ambas partes del film, rebosantes de encanto.
Basada en el libro homónimo de Heywood Gould (también aquí guionista), la película atraviesa con paso firme todos los estados de ánimo del protagonista.


Lo veremos rezumando alegría (esas noches en el club), embriagado de ambición ( los nuevos proyectos en su vida), enamorado hasta las trancas (amor de juventud), desolado por la pérdida (nada de spoilers) o humillado por no estar a la altura de las circunstancias (ese enfrentamiento con su suegro en el hotel), incluso nos deja momentos de auténtico cinéfilo (esa relación infructuosa bajo el cartel de "Casablanca", foto arriba).
De todas formas, acumuló diversos premios Razzie (los anti-Oscars) ese mismo año, como peor guión, director, actor y película, demostrando su estela de film maldito, por no decir "fallido". A nivel personal, creo que necesita una reivindicación, ya que pese a sus deficiencias (tópicos, excesos, humor irregular, mitomanía..), el film oxigena nuestro cerebro, nos transmite buenas vibraciones  y nos llena de sensaciones de todo tipo, algo que no muchas pueden conseguir.
Propongo rescatar a Cocktail de su condición de film infravalorado, que ya va siendo hora de ser justos con ella....


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...