viernes, 4 de mayo de 2012

SALÓ, O LOS 120 DÍAS DE SODOMA (1975)

Testamento cinematográfico del siempre controvertido Pier Paolo Pasolini, cineasta y poeta italiano que fue asesinado meses después de su estreno, atropellado en circunstancias aún no aclaradas. Fue sin duda, un homicidio premeditado y seguramente provocado por el perturbador contenido del film, pues retrata lo impensable en el ser humano, su decadencia más absoluta y critica duramente el régimen fascista, lo que, evidentemente, no fue ni comprendido ni aceptado en su época (además situando la historia en plena era Mussolini).
Cuatro fascistas libertinos (el "Presidente", el "Duque", el "Obispo" y el "Magistrado") "apresan" a 9 jovencitos y 9 jovencitas (de entre 14 y 19 años, también en la realidad) para hacerles pasar 120 días de tortura física, mental y sobre todo, sexual.
En el primer segmento, "Anteinfierno",  Pasolini nos enseña el pacto de estos cuatro señores y su posterior elección de las futuras "presas", escogiendo libremente qué vidas van a torturar a su antojo. El siguiente acto, "El círculo de las manías", muestra como el grupo de 18 adolescentes escucha las escalofriantes normas que dentro de la mansión deberán acatar, y las consecuencias desagradables que tendría el indisciplinarse. También asistiremos a los relatos ¿sensuales? que 4 ex-prostitutas invitadas les revelan para provocar el consecuente calentón del señorío, que lo paga con los jovencitos/as presentes bruscamente, todo sea dicho. En el tercer acto, "El círculo de la mierda", empezará lo aberrante. Las heces de los "sometidos" adquieren protagonismo hasta el punto de convertirse en el banquete de la noche (les prohiben ir de vientre para reservarse buenas cantidades) celebrándose así la cena homosexual (verlo para creerlo) más asquerosa que el cine haya dado jamás.
El último capítulo, "El círculo de la sangre", no deja espacio a la especulación, centrándose en las torturas sin piedad que los cuatro sádicos les infligen a los presentes, desde quemazones, ahorcamientos, violaciones o cortándoles la lengua, entre tantas otras vejaciones sin nombre.

Escogiendo el mejor culo para recompensarle con una muerte instantánea.

No cabe duda que la película de Pasolini desdibuja a su antojo los límites convencionales y cinematográficos que puedan encerrar el erotismo, la pornografía, el sadismo o la degradación humana en sí misma, mostrando en pantalla lo impensable y buscando ser la cinta más condenada de la historia de Italia (y tal vez, del mundo entero).
Coprofagia, lluvias doradas, asesinatos de una crueldad inhumana y demás humillaciones atroces se retratan aquí como una chirriante analogía de lo malsano en la sociedad, donde unos se apoderan de nuestras vidas y nos obligan a comer, defecar y dormir cuando a ellos les apetezca (con pinzas pienso yo que está explicado eso, pero bueno). Apoyándose en el relato del Marqués de Sade, el autor filma una cinta para estómagos fuertes y mentes capaces de todo, porque su visionado, no me cabe duda, es de alto voltaje sensitivo.
Pasolini, reconocido homosexual, aprovecha la ocasión para hablar también de cualquier inclinación sexual posible, mostrando relaciones entre cualquiera, sea del sexo que sea y de la manera que sea, incluso travestismo (si la película no fuera tan dura como es, nos reiríamos de esa escena).
Orquestada por el reconocido compositor Ennio Morricone, declaró que él mismo nunca se sintió tan incómodo con el visionado de una película, hasta el punto de la nausea.
Lo cierto es que al fin y al cabo, la experiencia de rodarla no fue tan traumática como pueda parecer. Para empezar, los excrementos eran en realidad chocolate con mermelada de naranja (te llegas a creer que lo ingieren de verdad, como en Pink Flamingos), los actores eran todos amateurs (el rodaje fue divertidísimo según cuentan) y viene de por sí censurada, pues el original es de 145 minutos, ante los 116 de su versión distribuida.


Se ha convertido en un film muy buscado en su versión íntegra (uncut), editada por Criterion en USA pero retirada por posteriores restricciones legales, llegándose a escuchar pujas muy altas por copias piratas de dicho DVD (más de 600 dólares...lo que mueve lo prohibido señores...).
Imposible de recomendar al público medianamente sensible, dejándose ver únicamente por aquellos que "deseen" vivir una experiencia grotesca y atroz (considerada de culto por razones más que discutibles) pero que desestabilizará nuestros cimientos más sólidos (incluso hoy en día, que estamos curados de espanto) y nos demostrará el poder que siguen teniendo las imágenes para provocar desorden social y cultural.
La última obra de Pasolini es, a partir de ahora, un punto y aparte en mi cinefilia personal, y que por supuesto, jamás podré olvidar.

2 comentarios:

  1. Que si no lo sabes tú , te lo digo yo, después de Pier siempre viene la calma .
    No se puede ser homo y hacer ese tipo de película en el país del papa;qué osadia.
    La sátira (dice Peter Berger)es el uso deliberado de lo cómico con
    fines agresivos. La risa puede abrir el acceso a la verdad, que de otra forma
    no se podría mirar.
    su trilogia Decameron , Los cuentos de Canterbury y Las mil y una noche dieron que hablar.
    curiosamente murió en Ostia, eso digo yo, ostia con Pier.
    Jordi

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