miércoles, 15 de junio de 2011

EL SÉPTIMO CIELO (1927)

Situados en los bajos fondos de París en fechas cercanas al inicio de la Primera Guerra Mundial, tenemos a dos hermanas que sobreviven como pueden en esos barrios pobres, por un lado Diana (Janet Gaynor), una joven con cara de ángel y de muy buen carácter, y por otro a su hermana mayor Nana (Gladys Brockwell), medio borracha y adicta a la absenta, que no duda en maltratar tanto física como mentalmente a la pobre Diana para descargar su frustación.
Un día en plena calle y recibiendo una paliza más, será rescatada por Chico (Charles Farrell), un humilde limpiador de alcantarillas que sueña con llegar a ser barrendero. Será el mismo Chico quien evitará un poco más tarde que Diana sea detenida por vagabunda al ser acusada por su propia hermana, diciendo que está casado con ella. La policía le hace saber que comprobará que la información que ha dado sea verídica, por lo que se verá obligado a acoger a Diana en su casa hasta que haya pasado el detective de la policía. Un sencillo piso situado en Montmatre, en la séptima planta de una desvencijada casa, pero que a Diana desde el primer momento le parece estar en el séptimo cielo.
Con una historia muy sencilla, con premisa típica donde las haya en el cine mudo (me recuerda a muchas de Chaplin en este sentido), con jovencita en apuros rescatada por un valeroso joven y enamoramiento de por medio, El séptimo cielo consigue por otro lado crear una tierna historia que logra cautivarte a medida que va desarrollándose.
Los personajes como suele pasar en el cine mudo tienden a estar sobreactuados para suplir la falta de diálogos, pero realmente hacen unos buenos papeles. Mención especial para la actriz Janet Gaynor, quien consiguió ese año 3 nominaciones como mejor actriz (un récord inigualable) y se llevó la estatuilla dorada por su interpretación en esta película. Charles Farrell sabe dar vida a un hombre con un afán infinito de superación y que contagia ese entusiasmo a su enamorada, consiguiendo convertirla en toda una luchadora, y también destacar el bonachón del conductor del taxi, que es entrañable. A nivel técnico es excelente, tanto decorados como el manejo de la cámara, donde con algunos travellings (la persecución de las dos hermanas por la calle con un ritmo altísimo para la época) o la ascensión por la escalera hasta llegar al piso de Chico con la cámara subiendo al mismo ritmo que los personajes, son algunos ejemplos en este apartado.
Hay otras escenas destacables como la de los taxis cargando soldados que está muy lograda (hecho real que ocurrió en 1914, cuando se confiscaron los taxis de la capital parisina para trasladar soldados al frente e intentar frenar a las tropas alemanas) o en general las que reflejan la vida en las trincheras.
Si algo no me ha gustado ha sido el final (tranquilos que no lo voy a contar), pero que traiciona el desarrollo que nos había mostrado, contradiciéndose en parte para cerrar con un final edulcorado. No sé si esto fue una exigencia de los estudios para cambiar el final lógico que era de esperar de cara a ganarse al público, o si el guión original ya contaba con ello. Sea como sea ese final hace que mi impresión final no sea tan buena como la que me queda del resto del film.
Una obra notable y que merece un visionado para recuperar un clásico del cine mudo, que diez años más tarde tendría un remake protagonizado por James Steward, pero que no llegó a la altura de la original.


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