jueves, 19 de mayo de 2011

LEVIATHAN. EL DEMONIO DEL ABISMO (1989)

Un grupo de mineros trabajan en el fondo del océano pacífico en busca de minerales preciados, plata en su mayoría. Accidentalmente (como suele ser costumbre ya) topan con un buque hundido soviético que esconde algunos macabros enigmas, como las muertes de su tripulación por una aparente enfermedad tropical.
El equipo de mineros, liderados por el geólogo Steven Beck (Peter Weller, el mítico Murphy de Robocop) y acompañado por el doctor Thompson (Richard Crenna, el coronel Trautman de Rambo), junto a algunos hombres y mujeres, se irán viendo afectados por unas criaturas de las profundidades que atentarán contra ellos, ¡faltaría más!.
Una década después de los éxitos de Alien o Tiburón, pero con la fórmula aún fresca, llega esta mezcolanza de género que combina monstruos con lo fantástico y la ciencia ficción. En esencia la propuesta es interesante, ya que un ser amorfo de las profundidades marinas ofrece disparidad de opciones con centenas de hilos posibles dentro del film, pero se ve afectada por un desenlace algo torpón y una falta de atracción hacia la cinta en general.
Cuando empiezan los síntomas en la tripulación (se infectan mediante una petaca de vodka, claro, el buque era ruso... si llega a ser español, pues hubiera sido un porrón con un rioja), es cuando el desarrollo se vuelve costumbrista, yendo por los senderos marcados sin sorprendernos en ningún momento.
No puedo decir que sea pasto de Serie B, porque es de mayor factura (los decorados, interiores y algunas secuencias del monstruo son admirables) pero cojea a la hora de combinar todos los elementos, quedándose como una mera copia de los títulos anteriores, excesivamente evidente.
De todos modos, hay razones de sobra para tenerle cariño, y muchas menos razones para desmontarla, y me explico:

La cara del monstruo con personas adheridas
Es una versión medianamente entretenida (de sobremesa dominguera) que con un par de explicaciones pseudo-científicas nos presenta un bicharraco interesante (va absorbiendo a los infectados y los arrastra consigo, creando un ser diferente de cualquier otro, mitad pez-mitad humanoide).
Tiene caras famosas, actores que siempre reconocemos (el negro de los Cazafantasmas, el dueño del hotel de Pretty Woman, Robocop...) y que dignifican el producto, haciéndolo algo más digestivo.
Y por último, no hay demasiado proyecto sub-acuático que valga una mención especial, con el permiso de Abyss, que toque con cierta gracia el género fantástico o de terror (aunque esta de terror tiene más bien poco).
Por contra, jamás tenemos la sensación de formar parte del equipo ni respirar su atmósfera, quedándose a medias tintas entre lo que pudo ser y finalmente no fue.
Destacar que la escena final es interminable (provocando el bajón obvio de tensión) y el desenlace fatal de la criatura tras el grito - ¡¡Di "A" hijo de puta!!- para que abra la boca, rinde un homenaje certero a la célebre cinta de Spielberg. Un guiño agradable que evita las insalvables comparativas.
Una opción pues, faciloide, que no atrapa pero sí entretiene, y sobre todo, no insulta al espectador. Seguro que en su día, en el vídeo-club hizo estragos.

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