lunes, 13 de febrero de 2017

KUJIRA GAMI (1962)

Cuando haces arqueología cinematográfica te sorprendes descubriendo films de los que nunca habías oído hablar, a pesar de pertenecer a un género del cual te crees bastante conocedor. Kujira Gami (1962) (o The whale God) es una variación a la japonesa del mítico Moby Dick.
En el film, un pueblo de pescadores es aterrorizado por una ballena gigante. Shaki, nuestro protagonista, se ve en la tesitura de acabar personalmente con la bestia, ya que generación tras generación (abuelo, padre...) han muerto al enfrentarse al enorme cetáceo.
Un film curioso beneficiado de un blanco y negro que remarca la suciedad y la pobreza, (tanto material como moral) de los habitantes del poblado isleño. No es un Kaiju-eiga en su sentido más pleno, ya que la ballena aparece más bien poco en el film, pero su monstruosidad y su carácter divino resulta muy interesante de cara a incluirlo en esta Antologia Kaiju, aparte de la rareza que supone el visionado del mismo.
La ballena en cuestión protagoniza buenos momentos, algunos de ellos de una muy notable calidad técnica, en el inicio y en el final del film. El núcleo central de la película se basa en el modo de vida del poblado de pescadores, repleto de pobreza, violencia y bajeza moral. Pese a su inicio lleno de acción, el film adolece de bajones de ritmo notables en función del personaje con el cual nos encontremos.
Shaki, el protagonista, siente la presión de vengarse de la ballena por la muerte de sus antepasados, pero él evita enfrentarse a su destino, prefiriendo formar una familia pese a las burlas de los demás pescadores. Shaki es un personaje más bien plano y de poco interés, y para nuestra desgracia concentra la mayoría de minutos de la cinta.
Más interesante resulta el personaje antagonista, interpretado por Kôji Fujiyama, un tipo desagradable enemistado con Shaki y que no duda en violar a su mujer y dejarla embarazada para desconocimiento de nuestro protagonista. Resulta sorprendente este arco emocional, donde se explora la relación entre los dos, ya que pese a su enemistad y la crudeza de los hechos (la mujer tiene el hijo, aun siendo fruto de una violación y sin decirle nada a su marido), los dos acaban llegando a un respeto mutuo.
Para los fans de la saga clásica de Gamera, algunas caras le sonarán. Shaki, es interpretado por Kojiro Hongo (aparece en Los monstruos del fin del mundo (1966), Gaos el terror de la noche (1967) o Viras ataca la Tierra (1968)) y Koji Fujiyama era el inolvidable malvado Onodera de Los monstruos del fin del mundo (1966). Por ahí también aparece Takashi Shimura (Dr Yamane en Japón bajo el terror del monstruo (1954)) haciendo de desagradable y cascarrabias jefe del poblado.

A la ballena no hay quien la pare
Mientras la vida en el poblado isleño es dura
La batalla final será inevitable
Shinko y la ballena frente a frente en el umbral de la muerte
En este film, todos se llevan a matar
A pesar del interés que puede causar lo que vemos en pantalla: la vida pesquera, el conflicto personal y familiar de Shaki, los problemas conyugales de éste... El film no evita que acabemos por desconectar y desear que la ballena vuelva a aparecer y destrozar unos cuantos isleños. Todo este trabajo de personajes logra que el deseado enfrentamiento final con el cetáceo se convierta en un momento decisivo para la historia y para los personajes, llegando a ser una batalla de proporciones bíblicas.
El citado clímax final es lo más destacable y recordado del film, y hace que demos gracias por haber aguantado 90 minutos de drama humano. Técnicamente impecable y logrando momentos impagables a nivel sanguinolento. El aura de divinidad que se le otorga a la ballena es destacable y muy típico del cine japonés. Así que el magnifico plano final con un Shaki en el umbral de la muerte, metido en un ataúd con el cadáver de la ballena frente a frente, sirve como culminación de esta divinidad. Un final amargo y extraño pero que eleva la calidad de este film.
Kujira Gami (1962) es toda una curiosidad del cine fantástico japonés de los 60, una personal (y a ratos, violenta psicológicamente) versión de Moby Dick. La trama humana es densa y a pesar que es interesante lo que se muestra en pantalla, el ritmo decae en exceso. Esto se compensa con las magnificas pero breves escenas en las que el “Dios Ballena” hace acto de presencia. Toda una curiosidad.

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