miércoles, 1 de febrero de 2017

GODZILLA CONTRA KING GUIDORAH (1991)

Pese a las virtudes de Godzilla contra Biollante (1989), sus resultados en taquilla no satisficieron a la Toho, por lo que decidieron echar mano de los monstruos clásicos de los años 60 para atraer a los espectadores, a la vez que se seguía con la voluntad de querer modernizar la serie.
Inicialmente se pensó en volver a enfrentar al saurio radiactivo con King Kong, y una de las ideas propuestas era que el simio gigante apareciera parcialmente robotizado y armado con una especie de jeringuillas en sus dedos, las cuales envenenarían y destruirían a Godzilla. Desgraciadamente, los derechos del simio excedían, y mucho, las previsiones de la Toho, por lo que se desechó rápidamente la idea, una lástima. Un King Kong contra Godzilla versión años 90 hubiera sido muy interesante.
El siguiente monstruo de la lista era Ghidorah, el mayor enemigo de Godzilla, el hermoso y destructor dragón de 3 cabezas venido del espacio.
Godzilla contra King Ghidorah es una de las entregas más entretenidas y destacables de la saga y la piedra angular de esta nueva Serie Heisei (1984-1995). Siguiendo la línea de ir modernizando la serie, se plantean agradecidas renovaciones, en esta ocasión la manida trama de invasiones extraterrestres (tan repetitiva en los 70), se cambia por la llegada de unos visitantes del futuro.
Dicha propuesta sirve para tratar los viajes en el tiempo, así como las paradojas temporales por primera y única vez en la saga, hecho que a un servidor (el cual le fascinan los viajes en el tiempo) agradece. Además, el film ofrece varios puntos de interés de cara al fan, ya que no sólo reaparece Ghidorah, más poderoso que nunca y se reescribe su origen, sino que también profundizan en el de Godzilla, tema que nunca se había explotado debidamente en la serie, lo que es una excusa para que la historia hable de nuevo de la II Guerra Mundial.
El planteamiento de esta entrega es que Godzilla reaparecerá y destruirá por completo Japón, por lo que el plan de los viajeros del futuro es trasladarse con su máquina del tiempo a plena II Guerra Mundial, a una recóndita isla del Pacífico, donde reposa Godzilla en formato dinosaurio (antes de ser afectado por la radiación de la Bomba H), y hacerlo desaparecer antes de que se convierta en el azote de Japón, quedando borrado de la historia contemporánea para siempre.
Lo que los inocentes mandamases japoneses no se esperan es que los viajeros del futuro harán desaparecer a Godzilla, sí, pero en su lugar pondrán a Ghidorah, que bajo su control destruirá el país sin problemas.
Como veis, es un va y viene de conceptos interesantes y fascinantes: retomar el tema de la II Guerra Mundial y sus secuelas en los supervivientes de la misma, la implicación involuntaria de Godzilla en el conflicto, aparecer en pleno año 1945 en medio de una salvaje batalla entre japoneses y americanos... Todo hace que el ritmo no decaiga y se mantenga el interés durante buena parte del metraje, por lo que nos sorprende que Godzilla (tal y como lo conocemos) no aparezca hasta pasada la hora de metraje y no nos hayamos aburrido ni por un momento.
Viaje a 1945 en plena II Guerra Mundial, Godzilla en medio del conflicto
En el presente, Godzilla vuelve más poderoso que nunca

El Terminator de tercera también echará una mano. Que tiemble Arnold...
Godzilla no tiene piedad con nadie
El climax final es inmejorable
Aquí entra uno de los puntos más conflictivos del film y es su espíritu nacionalista y completamente anti-americano, hecho que hizo que el film no se estrenara en EEUU durante muchos años. La imagen que se le da a Godzilla en esta ocasión, una mezcla de salvador y castigo del pueblo japonés, es muy interesante. Salvador porque se enfrenta al ejército americano, salvando (involuntariamente), a los soldados japoneses. Y castigo del presente japonés, de un capitalismo desproporcionado y como el recuerdo constante de sus errores.
Es gracioso el espíritu del film, ya que no tiene complejos. La heroína, por ejemplo, explica que en el futuro, Japón es la mayor potencia mundial y tiene compradas a la mayoría de naciones del planeta. El complot de los viajeros en el tiempo es evitar que esto pase. Una evocación de la ideología imperialista japonesa, quizás peligrosa, pero simpática.
Uno de los puntos fuertes de esta entrega, y motivo de muchas alegrías, es el regreso de Akira Ifukube a la saga Godzilla, y para la ocasión, el film es un constante greatest hits de los mejores scores musicales de la franquicia clásica, debidamente modernizados, y que suenan imponentes. Literalmente, le sube varios puntos de calidad al resultado final. Siempre lo diré, la música creada por Akira Ifukube para la saga es una de las mejores y más pegadizas bandas sonoras de la historia del cine. 
Tenemos también a unos Gremlins alados
En el apartado de los efectos especiales, Koichi Kawakita, sube incluso el nivel técnico mostrado en Godzilla contra Biollante (1989), con unos monstruos imponentes y aterradores y unas secuencias de destrucción impecables, además comienza a incorporar efectos digitales camuflados entre los efectos más tradicionales, por lo que el resultado es fantástico.
Otro aspecto que resulta llamativo y se agradece es la incorporación por primera vez de la citada heroína, algo que es evidentemente una influencia más del cine americano de la época (y en concreto de la inigualable teniente Ripley de la saga Alien). Emmy, simpáticamente interpretada por Anna Nakagawa (fallecida desgraciadamente en 2014 con sólo 49 años), no duda en enfrentarse a Godzilla introducida dentro del armazón del enorme Mecha King Ghidorah, en lo que es todo un guiño al enfrentamiento Ripley vs Reina Alien del clímax final de Aliens (1986). 
Porque hablar de la batalla final de este film es un punto y aparte. La aparición sorpresa de la versión robótica de King Ghidorah, in extremis, dispuesto a enfrentarse a Godzilla es un momento memorable e inigualable. Una vez más, esta película y su escalada constante de tensión y escenas de acción vuelve a recordar a James Cameron y a obras como Terminator o Aliens.
Por otro lado, la cinta tiene varios aspectos que por desgracia acaban chirriando. Parece que el guionista, con tantos viajes en el tiempo, al final acaba completamente liado y no sabe cómo salirse del embrollo en el que se ha metido. Es un aspecto gracioso, porque lo vas viendo a medida que pasa la película.
Godzilla desaparece de la historia japonesa, sí, pero parece que no ha servido de nada porque ya en el presente los personajes hablan de él como si lo conocieran de toda la vida. Diversas incongruencias de este tipo suceden a lo largo del metraje. 
Otro aspecto muy discutible es que, y siguiendo los guiños a James Cameron, no se duda en incluir una especie de Terminator de baratillo, el cual no molesta en la mayoría de sus apariciones pero resulta gratuito y proporciona un momento bastante bochornoso (estoy hablando de la persecución en la autopista). Y para acabar, pese al impresionante acabado técnico de King Ghidorah, no se puede decir lo mismo de las 3 criaturitas, las cuales son el origen de la bestia alada, ésas llamadas Dorahs y que serán afectadas por la radiación de la bomba atómica por culpa de los viajeros del futuro.
Los Dorahs no dejan de ser unos Gremlins de segunda y su presencia es innecesaria además de sonrojante. Pese a todo esto, Godzilla contra King Ghidorah (1991) es un film divertidísimo y adrenalítico. Su mezcla de viajes en el tiempo, batallas en la II Guerra Mundial y monstruos más gigantescos que nunca a un nivel técnico espectacular, crea un resultado irresistiblemente entretenido. Es el film perfecto para introducirte en el universo Godzilla. Si ya no te gusta ésta, es que no hay nada que hacer.
El film resultó una mejora considerable en la taquilla japonesa respecto a la anterior entrega, con 2,7 millones de espectadores. Un éxito que indicó el camino a seguir.
Una apreciación personal que bien puede servir (o no): Godzilla contra King Ghidorah (1991) es mi film favorito de la saga, y de hecho, la primera entrega de Godzilla que pude ver allá cuando tenía 8 años (en un lejano verano de 1997).

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