martes, 28 de febrero de 2017

GODZILLA AGAINST MECHAGODZILLA (2002)

Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant monsters all-out attack (2001) fue un film demoledor que renovó la saga a los nuevos tiempos con un sentido de la diversión y el espectáculo impecable. Si bien esta entrega iba a ser un oasis dentro de la Serie Millenium (1999-2004).
Las malas lenguas cuentan que Shusuke Kaneko acabó hasta los mismísimos de la Toho por presiones, y pese al notable éxito de público, el film creó polvareda entre los críticos por saltarse a la torera las reglas de la saga... La Toho decidió entonces volver a otros terrenos más ligeros, por desgracia...
Godzilla against Mechagodzilla (2002) es el enésimo retorno de la bestia cibernética. Masaaki Tezuka, director de la fallida Godzilla vs Megaguirus (2000), regresa a la saga y no es que ofrezca algo mejor, la verdad. Eso si, la película contiene una premisa muy interesante, rompedora y que parecía augurar un resultado mejor, pero ya hablaremos más adelante de ello.
El film resulta ser, una vez más, un nuevo reboot, contando con Japón bajo el terror del monstruo (1954) como única referencia, aunque añadiendo en este nuevo universo el hecho de que hayan atacado, en estos últimos 50 años, varias bestias como los simios de La batalla de los simios gigantes (1966) o Mothra. Lo que te asalta a la mente al poco de empezar a ver esta entrega es la sensación de pura repetición frente a lo que está pasando.
Las entregas de Godzilla tampoco destacan por ser demasiado diferentes entre sí, pero lo de esta entrega llega a otros limites. De nuevo tenemos a una protagonista femenina militar, con ansias de revancha, con un trauma en una batalla con Godzilla y con sucesivas dudas (como pasaba en Godzilla vs Megaguirus).
La ambientación es demasiado militarista y las rencillas entre los soldaditos para ver quién es mejor me interesan más bien poco. Además, te intentan colar una love story entre el científico de turno y la protagonista con molestos y sonrojantes toques de humor que no se la cree nadie. Al científico le acompaña su hija pequeña, la cual resulta irritante la mayoría de veces, y para colmo intenta hacer de celestina entre su padre y la soldado.
Tezuka fracasa estrepitosamente cuando intenta meter aspectos dramáticos a la trama. La niña perdió a su madre recientemente (muerta por una enfermedad) y va a todas partes con una planta porque según ella, simboliza su madre muerta. En efecto, todo muy bonito, pero el resultado es vergonzoso. A su favor puedo decir que el personaje protagonista femenino resulta simpático y agradable (de ver también).

Godzilla ataca de nuevo
El esqueleto del Godzilla muerto en 1954 puede servir...
Mechagodzilla (Kiryu) 
Pero al robot se le funden los circuitos al escuchar el rugido de Godzilla
La agradable protagonista
Arreglado el cortocircuito saurio y robot se enfrentan en una batalla vibrante
Que aparezca MechaGodzilla de nuevo (rebautizado para la ocasión como Kiryu), por mucho cariño que le pueda tener al robot, resulta cansino a estas alturas. La premisa rompedora de la que hablábamos al inicio de la crítica es que el origen de MechaGodzilla parte, en esta ocasión, del esqueleto del Godzilla original, cuyo cuerpo lleva en el fondo del mar desde su destrucción en el clásico de 1954.
El primer tercio del film consigue momentos fascinantes en este sentido, ya que las posibilidades de dicha historia son jugosas. El problema viene cuando MechaGodzilla corre a enfrentarse a Godzilla y el rugido atronador de éste hace que el espíritu del Godzilla original de 1954 despierte dentro de MechaGodzilla, provocando que el robot pierda el control y lo destroce todo.
Una trama así parecía augurar algo tan interesante como un esperado Godzilla 1954 vs Godzilla Millenium pero nada de eso, por desgracia, sucede. A Mechagodzilla se le funden los cables, destroza un par de casas y se queda dormido. Un par de retoques después vuelve a ser el de siempre, como si nada hubiera pasado y el film recorre los mismos lugares comunes. Una lástima, la verdad. Shusuke Kaneko hubiera creado oro de una historia así.
Pasemos a comentar aspectos positivos de esta entrega, porque parece que no hay nada que rascar. A su favor comentar que recupera el tono aventurero de ciencia ficción light que contenía Godzilla vs Megaguirus (2000), pero de un modo algo más acertado. Los efectos especiales (pese a devolver a Godzilla ese aspecto cartoon, de animal salido de un manga y que tanto me desagrada), están bastante más atinados y consiguen planos muy potentes.
La batalla final, aunque se hace de rogar, es vibrante y emociona. Y lo mejor, el film apenas dura 85 minutos, lo cual juega a su favor. Otro aspecto llamativo y conseguido es que incide más explícitamente en el lado paranormal y fantasmal de los monstruos. Aquí Godzilla y el esqueleto de 1954 buscan encontrar el descanso eterno. Este arco argumental se cierra y se explota todavía más en la siguiente entrega, la divertida Godzilla x Mothra x Mechagodzilla: Tokyo SOS (2003).

Rodaje. Preparados para liarse a hostias
Pese a estos aciertos y que en cierta manera no es una mala entrega, sí que resulta en general fallida, por su condición de deja vu constante. A pesar de su corta duración, el film se hace incluso largo, hay demasiado diálogo entre militares y gobernantes que no lleva a ningún sitio, por mucho cameo de actores clásicos de la saga que pongas. Su aspecto repetitivo juega en su contra por mucho que contenga un punto de partida muy interesante y una batalla final vibrante, pero todo lo que pasa en medio no tiene demasiado interés. Pese a la bajada de espectadores, 1,70 millones en esta ocasión, se decidió continuar e incidir en esta linea argumental en la siguiente entrega, por desgracia.

miércoles, 22 de febrero de 2017

GODZILLA, MOTHRA AND KING GHIDORAH: GIANT MONSTERS ALL-OUT ATTACK (2001)

La Serie Millenium no había empezado con buen pie. Pese a no ser films malos, sí que estaban lejos de esos aires de renovación que la Toho se había propuesto. Además la taquilla también era tibia. No está de más decir que se acertó de lleno fichando a Shusuke Kaneko para remontar la saga.
Kaneko revolucionó el género en los 90 gracias a la trilogía de Gamera, dejándolo a un nivel altísimo y aún no superado. Pese a que con Gamera dispuso de libertad creativa absoluta, su sueño siempre había sido dirigir un Godzilla.
El resultado fue Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (2001), o GMK para los amigos. Una entrega que renueva totalmente al personaje devolviéndole significado y metáfora, recuperando monstruos clásicos y cambiándoles el origen, y todo aderezado con unos efectos especiales impresionantes y con un cariño hacia al género inigualable. GMK (2001) es un disfrute, tanto para el fan del saurio como del recién llegado.
La película toma una vez más como única referencia al primer Godzilla de 1954, convirtiéndose en una secuela directa. Todo el film respira agradecidos toques de humor y ya desde el inicio, donde un soldado pregunta a otro si es verdad que Godzilla atacó Nueva York, a lo que le responde: “EEUU dice que sí, pero Japón dice que no”; dando una bofetada a la inefable lagartija mutante de Roland Emmerich.
Kaneko devuelve contenido y significado al personaje de Godzilla, representándolo como la congregación de las almas de los soldados muertos y olvidados en la II Guerra Mundial. El film es muy interesante a ese respecto, ya que representa a las nuevas generaciones japonesas como unos inútiles irresponsables e irrespetuosos, los cuales no tienen ningún recuerdo ni interés en el pasado bélico de su país. El regreso de Godzilla sucede por ese olvido de Japón por su pasado y de todos los japoneses que sacrificaron sus vidas en la II Guerra Mundial.
El diseño de Godzilla es una evolución aún más salvaje del de Japón bajo el terror del monstruo (1954), y técnicamente es el más espectacular y perfecto hasta el momento. En este episodio de la saga, el saurio radiactivo es prácticamente el demonio; pura maldad e indestructible (más que de costumbre).
Para resaltar esta superioridad, Shusuke Kaneko inicialmente pensó en incluir a monstruos menos conocidos y más “débiles” en comparación: Anguirus, Varan y Baragon. Pero la Toho frenó las ansias renovadoras de Kaneko y le obligó a sustituirlos por los monstruos más conocidos de la casa: Ghidorah y Mothra. Al menos, Baragon (que aparecía en Frankenstein conquers the world (1965)) se salvó protagonizando algunos de los mejores momentos del film.

Los créditos iniciales son todo un homenaje a los Kaiju de Ishiro Honda
Baragon no tiene muchas opciones de ganar
El film está lleno de planos excelentes
¿Una bomba atómica?
Un guiño a la primera aparición del saurio en Japón bajo el terror del monstruo (1954)
La cinta incluye numerosos guiños a la saga clásica del saurio como los créditos iniciales, la aparición entre la muchedumbre de dos gemelas mirando a Mothra, etc… Además de los guiños a "Japón bajo el terror del monstruo (1954)": La isla de Odo, una foto donde aparece el barco Dragón afortunado nº 5 afectado por la radiación atómica…
Los personajes, pese a no ser la panacea, resultan simpáticos y agradables, aunque sigo sin entender que en estos films un periodista arriesgue tanto su vida por cubrir una noticia. Las escenas con los monstruos alcanzan un nivel impresionante, de lo mejorcito realizado hasta el momento. La peculiar y original estética de la destrucción de Kaneko provoca planos que se te quedan grabados en la retina: la llegada de Godzilla en el puerto, la chica del hospital que ve cómo se acerca el saurio pero no puede escapar…
Las batallas están coreografiadas de una forma excelente. Si bien Baragon no puede huir de su estética de muñecote, protagoniza la que es la mejor batalla del film. Ghidorah (por primera vez protegiendo a la humanidad), y Mothra tienen un remodelado digital impecable (ya era hora que Mothra dejara de ser un peluche). Si bien la polilla gigante acaba algo desaprovechada en la historia.
El momento en que Ghidorah renace convertido en una bola dorada es uno de los momentos más espectaculares de toda la saga. Y por fin un ser humano es capaz de enfrentarse a Godzilla y acabar con él, y además de forma muy original. Un final que pone la guinda a todo el espectáculo que hemos ido presenciando.

Batalla final en Tokyo
No hay nada que pueda parar a Godzilla

Por el contrario, y por buscarle algo negativo, su primer tercio, pese a presentar bien sus cartas, puede resultar algo lento, aunque se soluciona inmediatamente en cuanto aparecen los monstruos. La batalla final contra Ghidorah puede acabar siendo algo cansina ya que la bestia de tres cabezas no para de morir para después volver a renacer.
GMK (2001) es una perfecta renovación del género y una estupenda modernización del personaje en el nuevo milenio. Un film que es toda una demostración de amor al género, que supura diversión y buen hacer por los cuatro costados y que además da una vuelta metafísica, y mucho más mágica, al origen de los monstruos, y de Godzilla en particular.
Una vuelta de tuerca llamativa y que funciona a las mil maravillas. Un espectáculo visual impresionante e inigualable hasta el momento y que es un placer para la vista. Sin duda, Shusuke Kaneko supo trasladar al 2001 la sensación de diversión pura y asombro que la saga tenía en los años 60. Ahora sí.

Foto del rodaje
Las malas lenguas cuentan que Kaneko acabó bastante harto de la Toho por sus continuas presiones, desconfianza frente al trabajo que estaba realizando y un calendario apretado, por lo que quién sabe, puede que nos estuviera esperando una entrega todavía mejor si cabe. Igualmente nos podemos dar por satisfechos.
El film obtuvo un potente éxito en Japón con 2,5 millones de espectadores. No faltaron los críticos sabelotodos que odiaron el film por saltarse a la torera las reglas de la saga. Ni caso… Por desgracia, esta entrega fue un oasis dentro de la Serie Millenium.

lunes, 20 de febrero de 2017

GODZILLA VS MEGAGUIRUS (2000)

Godzilla 2000 Millenium (1999) fue el regreso a las pantallas japonesas del Godzilla que todos conocemos, y aunque su respuesta en taquilla no fue mala, sí que resultó algo tibia. En todo caso, la maquinaria no debía pararse. Un año después llegó Godzilla vs Megaguirus (2000), film algo más flojo que el anterior pero sensiblemente más divertido y descerebrado.
La cinta, dirigida por el recién llegado Masaaki Tezuka, supone un nuevo reboot del personaje, tomando como única referencia el Godzilla de 1954. En esta ocasión y durante los últimos 50 años, Godzilla ha visitado en varias ocasiones Japón provocando desgracias, por lo que se ha creado una organización específica para detenerlo en el caso de que vuelva a aparecer.
Frente a la seriedad de Godzilla 2000 Millenium (1999), se optó en esta ocasión por ofrecer un film de aventuras mucho más light y colorido, muy influenciado por el anime y el cómic. Éste es un aspecto clave de la Serie Millenium (1999-2004).
Si la Serie Heisei fue una buena modernización del personaje influenciada por el cine de acción y ciencia ficción americano de los años 80, estos films del nuevo milenio vienen muy influenciados por la estética y conceptos del anime de ciencia ficción japonés. En mi opinión, este punto de vista más light y lleno de robots, naves espaciales, héroes imposibles y tramas increíbles supone un paso atrás para la saga, aunque no deja de ser llamativo y una nueva vuelta de tuerca a la franquicia.
La sombra de Gamera es alargada y Gamera 3: la venganza de Iris (1999) puso el listón tan alto en el mundo del kaiju eiga que la Toho tuvo que ponerse las pilas para que Godzilla estuviera a la altura. Godzilla vs Megaguirus (2000) no es el caso, a pesar de que se contagie incluyendo una heroína siguiendo la línea dejada por Kaneko en Gamera. La película se inicia con un flash-back potente en pleno año 1999, y cómo un destacamento militar se enfrenta a pie de calle contra Godzilla.
Tras morir aplastado todo el destacamento excepto nuestra protagonista, ésta se queda con un sentimiento de venganza y odio hacia la bestia radiactiva. La trama humana es de muy poco interés y la sosa protagonista no ayuda a que empaticemos con lo que está pasando ni con su vendetta personal. Además, el tono ligero que predomina en el film hace que aparezcan varios personajes repelentes, cuya función es cómica sin conseguirlo en absoluto.
Esta vez pretenden acabar con Godzilla con un generador de agujeros negros para mandarlo a otra dimensión. Ver para creer, aunque como os podéis imaginar, esta nueva arma no acaba con la criatura, más bien al contrario, provoca el nacimiento de una bestia maligna.

Inicio en blanco y negro emulando al clásico Japón bajo el terror del monstruo (1954)
Quieren meter a Godzilla en un agujero negro...
A lomos de la bestia. Una de las escenas más resultonas del film
Godzilla atacado por un enjambre de Megaguirus. Esperemos que no sea alérgico
Llega la batalla final
El salto imposible de Godzilla
Megaguirus es un enemigo que conecta mucho más con esos malos imposibles de los años 70 (Galien o Megalon) o con un villano de Ultraman, que con un film del saurio del año 2000 con pretensiones de ser parte de una renovación de la saga. Una versión aún más desproporcionada que Bathra en Godzilla contra Mothra (1992).
El bicho, inicialmente, es un guiño muy agradecido a los Meganurones que aparecían en Los hijos del volcán (1956), en forma de libélula de tamaño medio. El momento en que miles de pequeños Megaguirus atacan a Godzilla es excelente y vistoso. Pero una vez los insectos se unen para formar una enorme criatura alada, ésta protagoniza una batalla final contra Godzilla llena de momentos ridículos. Quizás no pegaba a estas alturas volver al espíritu de las batallas de los años 70, tan poco realistas, llenas de saltos y hazañas imposibles. No se sabe si reír o llorar viendo a Godzilla pegar un salto que ni Bruce Lee y caer con todo su peso sobre Megaguirus.
Así, esta entrega de la saga en su primera mitad presenta sus cartas de forma correcta y encantadoramente naïf, con altibajos y algunos tramos aburridos pero con momentos sorprendentes. La secuencia en que nuestra protagonista se sube a la espalda de Godzilla en pleno océano es de sus mejores momentos. Para pasar a la monster-movie clásica en su segunda mitad donde el film se torna descerebrado con batallas ridículas y poca seriedad. Es consecuente con el tono light y aventurero del film, pero el resultado es en general fallido. Los efectos especiales ofrecen un buen nivel en general pero los añadidos digitales siguen rechinando de forma escandalosa en algunos momentos. Además de que el diseño del Megaguirus adulto es sorprendentemente fallido, muy estático y sin apenas movilidad.
Godzilla vs Megaguirus (2000) es un paso atrás en la franquicia. Un film divertido y descerebrado repleto de colores chillones, naves espaciales, locuras en forma de portales dimensionales y cómicas batallas monstruosas, pero el resultado final es de poco interés. La taquilla siguió en descenso con 1,35 millones de espectadores. La Toho tuvo que pensar una estrategia para salvar la saga. Y la salvación fue Shusuke Kaneko.

viernes, 17 de febrero de 2017

GODZILLA 2000 MILLENIUM (1999)


El Godzilla americano de Roland Emmerich no funcionó mal en taquilla pero provocó tal ira entre los aficionados del saurio radiactivo, que la Toho en menos de un año, ya tenía una nueva entrega japonesa de Godzilla en los cines. Godzilla 2000 Millenium (1999) inicia la que es la Serie Millenium (1999-2004), una serie de entregas que en un inicio se planeó como una trilogía de temática rompedora y que llevaría al personaje por terrenos e historias novedosas nunca antes transitadas.
Finalmente, no fueron 3, sino 6 films, y más que novedosos, en general fueron bastante conservadores y repetitivos. La cinta que nos ocupa supone un nuevo reinicio a la saga y como pasó con Godzilla (1984), se vuelve a tomar como única referencia a Japón bajo el terror del monstruo (1954), obviando las otras 21 entregas. Takao Okawara (quien cerró la etapa anterior con la notable Godzilla vs Destoroyah), dirige de nuevo el enésimo retorno del saurio radiactivo. El resultado, pese a ser el regreso del Godzilla que todos conocemos, es en general un más de lo mismo, con demasiados tramos aburridos, mejoras digitales en los efectos especiales pero que en definitiva, no cambia la historia de la saga en absoluto.
A pesar de esto, es una entrega que bien vale la pena un visionado por su espectacular inicio. El regreso de Godzilla, 45 años después, salido de la nada y atacando la ciudad en plena noche es de una ambientación y calidad técnica espectacular. Pero pasados estos 15 minutos iniciales, la trama no sorprende demasiado. Por un lado tenemos a un carismático y agradable dúo de personajes padre/hija que se dedican a investigar y predecir los movimientos de Godzilla.
Por el otro, los militares y científicos siguen haciendo de las suyas intentando buscar métodos para acabar con el saurio de marras, pero todo lo que sucede en torno a ellos es de interés nulo.
El diseño de Godzilla para esta etapa no me acaba de convencer por su aspecto demasiado irreal, demasiado puppet. Técnicamente, me rechina bastante por ese aspecto más cartoon y menos asalvajado que el espectacular Godzilla de la Serie Heisei (1984-1995). Además, aparece otra criatura de carácter extraterrestre y con fijación con Godzilla, llamado Orga, el cuál inicialmente es una especie de OVNI descomunal y no demasiado bien realizado técnicamente.
Una vez toma contacto con Godzilla y recoge su material genético, se convierte en una criatura enorme, la cual protagoniza una titánica lucha contra el saurio en pleno Tokio. Los efectos especiales siguen el camino dejado por la trilogía de Gamera; el de combinar cada vez más efectos digitales con las tradicionales maquetas y disfraces. Algunos momentos son de una excelente calidad técnica (generalmente planos nocturnos, ya que los efectos en momentos diurnos cantan que da gusto), las maquetas son excelentes pero en lo referente a estos nuevos efectos visuales y digitales, son de una calidad bastante baja y te sacan del film.

Godzilla vuelve a las andadas
Hay momentos en que los nuevos efectos digitales rechinan
Un nuevo enemigo para Godzilla, Orga 
"Gojiraaaaaaaaaaaaa..."
El film recoge influencia tanto de la nueva trilogía de Gamera de los 90 (el tratamiento de la destrucción, esa piedra enorme en medio del océano que es calcado a Gamera: guardian del universo (1995)…), como del Godzilla americano de Roland Emmerich (la escena al inicio del coche en el túnel y posterior persecución resulta calcada).
Pese a que en general es una entrega no demasiado destacable ni supone un punto y aparte en la saga, sí resulta muy correcta y se consiguen varios momentos de una calidad indiscutible (el ataque inicial y la manera en que acaba Godzilla con Orga es resultón y sorprendente), además de contener un plano final imprevisible y apocalíptico que reafirma la imagen eterna y destructora de Godzilla.
Godzilla 2000 Millenium (1999) supone un nuevo reinicio en la saga; un reinicio correcto, loable y con varios momentos muy destacables y espectaculares, pero adolece de falta de ritmo, sosería y repetición de esquemas. El film no obtuvo la respuesta esperada en Japón quedándose en unos correctos 2 millones de espectadores.

miércoles, 15 de febrero de 2017

GODZILLA (1998)

La idea de realizar una versión americana de Godzilla llevaba gestándose desde finales de los años 70. Un proyecto serio surgió con Steve Miner al cargo (Viernes 13 2ª y 3ª parte) y en 3D, pero su elevado coste hizo que se desechara.
Así que llegamos a principios de los 90, cuando se retomó seriamente el tema y con la participación inicial de Jan De Bont (Speed (1994), Twister (1996)) en el asunto. La historia conectaba con el espíritu original japonés, con Godzilla enfrentándose a una criatura descomunal similar a Guidorah, un proyecto interesante y que un Jan De Bont entregado al proyecto (y fan del personaje) podría haber dado un punto de vista notable y de look espectacular. ¿Qué pasó? El presupuesto para dicho proyecto era demasiado alto y eso sumado a las exigencias de los productores provocó que Jan De Bont se diera las de villadiego.
Independence Day (1996) fue un taquillazo a nivel mundial y además el tratamiento de la destrucción dado por Roland Emmerich podría encajar con un film como Godzilla, por lo que acabó siendo el elegido. Emmerich ha declarado en numerosas veces que él en realidad no quería hacer Godzilla, y que fue un proyecto de encargo, y eso se nota en el resultado final.
Godzilla (1998) acabó siendo un producto muy en la línea del cine de acción americano que se hacía en los 90 y que poco, o muy poco, tenía del espíritu original japonés, tanto en concepto como en el diseño de la criatura gigante, convertida en una lagartija desproporcionada más en la línea de un T-Rex de Jurassic Park que de Godzilla.
Los que vivimos el estreno de este film recordaremos la brutal y agresiva campaña de publicidad que se vivió los meses previos al estreno. Por que no nos engañemos, la campaña que se realizó a todos los niveles (tráilers, videoclips musicales, pancartas publicitarias…) fue espectacular y el eslogan “El tamaño sí importa”, que jugaba con las partes de la criatura sin mostrar su aspecto definitivo, fue muy acertado, y que personalmente me llenó de emoción frente a lo que iba a ver. Ya luego el resultado final fue el que fue y eso deshinchó muchas emociones. Pero para el recuerdo queda el videoclip de Jamiroquai y la canción “Deeper underground” en un cine destrozado, inolvidable.

El "héroe" de la historia
Godzilla...
El film es una sucesión de chistes malos
Uno de los errores principales fue escoger a un reparto tan extraño como inadecuado en un film de estas proporciones. Pero poner a Mathew Broderick como protagonista y dispuesto a enfrentarse a Godzilla dice mucho del respeto hacia la criatura que le tenía Roland Emmerich y cía.
Pese a mi cariño hacia Jean Reno, debo decir que en este film está muy desacertado, escupiendo bromas que no hacen ninguna gracia. Hank Azaria se hace el gracioso y tampoco lo consigue y Maria Pitillo… ya está todo dicho. La lástima es que el film tiene unos 20 minutos iniciales muy conseguidos (y que son los únicos que conectan más con los films japoneses), y que crean una atmósfera que atrapa: desaparecen barcos japoneses, aparecen unas huellas enormes, la lluvia incesante… Hasta acabar con la primera aparición de la criatura gigante en New York en el que es un momento excelente y muy conseguido.
Pero pasado este momento, el film ya ha mostrado todas sus cartas, y además demasiado rápido, por lo que el resto de la cinta es un videojuego, corre que te pillo, con helicópteros persiguiendo a Godzilla por las calles, chorradas, personajes inaguantables y metraje innecesariamente alargado.
Los efectos especiales en general están excelentes (con un presupuesto así, es obligatorio) y se consiguen momentos a pie de calle que hasta ahora ninguna producción japonesa había conseguido. El problema principal: ese no es Godzilla.
Roland Emmerich parece querer parecerse a Spielberg y no deja de plagiar/imitar a Parque Jurásico (1993) y El mundo perdido: Jurassic Park (1997) en todo momento, con un Godzilla que es un T-Rex de 100 metros y cuyo planteamiento no deja de ser alargar 2 horas la escena final del tiranosaurio en Los Ángeles de El mundo perdido (1997).
Y ya cuando llegamos a las crías de Godzilla en el Madison Square Garden es una repetición descarada de la escena de los velociraptores de Spielberg. Al final, con la superioridad clara del ejército americano, que no tiene excesivos problemas con la criatura, hace que acabes sintiendo lástima por el bicho y no lo veas como una verdadera amenaza.

Godzilla muere con dos misiles...
Sí, Godzilla (1998) puede resultar una ofensa para el fan acérrimo del personaje y es así, es un film que lleva por nombre Godzilla pero no tiene nada que ver con él. Una película donde Godzilla muere por dos misiles y que contiene una persecución final en taxi que es de juzgado de guardia, llena de chorradas inverosímiles y estúpidas (Mathew Broderick metiéndole un cable eléctrico en las encías de Godzilla, es algo bochornoso…)
Si hubiera sido un remake de El monstruo de tiempos remotos (1953), el cabreo hubiera sido menor, ya que parece conectar mucho más con ese film que con la tradición japonesa. De hecho, esta es puramente una monster movie típica de los 50, con el monstruo destruyendo algún que otro monumento famoso pero cayendo con relativa facilidad frente al ejercito o los científicos de turno. Una vez dicho esto, seamos realistas.
El film sigue a rajatabla la línea de cine de acción americano de los 90, y en ese sentido, es una cinta muy entretenida, chorra y que hace pasar el rato, en ese sentido no podemos negar que no engaña a nadie. Aunque tengamos que aguantar personajes estúpidos y sin gracia y un desarrollo demasiado alargado.
Pese a que ahora todo el mundo dice que fue un absoluto fracaso, no fue del todo así. Obtuvo un éxito de taquilla bastante competente, con aproximadamente 380 millones de dólares a nivel mundial, aunque no acabó de funcionar en EEUU. Mientras que en Japón no funcionó mal, llegando a los casi 3,5 millones de espectadores.
El problema es que se dejaron una barbaridad de dinero: publicidad e incluso un software de efectos especiales con Godzilla para futuras secuelas… por lo que se obtuvieron pocos beneficios. Se cancelaron las posibles secuelas, la carrera de los actores participantes y de Roland Emmerich empezó a ir de capa caída y esto provocó el regreso a las pantallas japonesas de nuevos films de Godzilla. Para bien o para mal, éste consiguió traer el nombre de Godzilla a las masas.
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