viernes, 25 de noviembre de 2016

IL BOIA SCARLATTO (1965)

Il boia Scarlatto es, sin duda, uno de los ejemplos más pintorescos de la historia del cine de terror gótico italiano. Obra de Massimo Pupillo (también conocido como Max Hunter), el film se estrenó a finales de 1965 en plena ebullición del fumetti neri y en co-producción con Estados Unidos, presentando no sólo una singular y muy libre adaptación de los escritos del Marqués de Sade, sino también por su poco habitual plasmación cinematográfica, ya que acude a muy diversas fuentes de inspiración (desde el péplum al otrora emergente cine erótico).
Filmado en los exteriores del precioso Castillo Piccolomini de Balsorano (ahora convertido en un hotel), Il Boia Scarlatto seduce por su clara composición camp derivada del cómic, más que del uso del lenguaje cinematográfico, con un cierto abuso de los planos muy abiertos, como si las intenciones del director fueran insertar globos de diálogo en los fotogramas cual viñeta.
Hargitay como Mr.Universo
Un irresistible y arriesgado planteamiento fílmico que desafortunadamente no dio los frutos en su día, pero que, pasados los años y toreada al fin la indeseable censura (que la prohibió durante años por toda Europa), la convierten ahora en un verdadero film de culto, con personalidad y autoridad.
Un flash-back a modo de prólogo nos muestra como en diciembre de 1648, ejecutaban en las catacumbas del castillo a un lunático verdugo por sus atroces crímenes, siendo ajusticiado de una manera no menos cruel a sus antes reprochables e inmisericordes actos.
Ya en la actualidad, observamos como un variopinto grupo de modelos femeninas, un fotógrafo (el propio productor, Ralph Zucker), un escritor y un publicista se dirigen al castillo buscando localizaciones perfectas para ilustrar las portadas de su próxima novela de horror ("La venganza de Skeletrik", nada menos, en clara alusión al antedicho movimiento fumetto).

Nada mejor que un fumetto mientras se espera.
Las sesiones fotográficas no tienen desperdicio.
Qué mejor que enfundarte el traje de Kriminal mientras exploras el castillo
Una vez en su interior, descubrirán que allí reside, y de manera bastante excéntrica, un musculoso ex-actor que ahora se cree la reencarnación del sádico verdugo, un ser superior que no tardará en aplicar tormento a todos y cada uno de los visitantes hasta causarles una muerte lenta y agónica.
Uno de los puntos fuertes de esta extraña producción es que todo gira en torno al torneado verdugo escarlata, encarnado por el polifacético actor húngaro Miklós Hargitay a.k.a Mickey Hargitay (ex-marido de la accidentada Jayne Mansfield y Mr. Universo en 1955), que a su vez es una simpática caricatura a los clásicos héroes apolíneos que plagaban los ya en decadencia péplums del cine italiano. Su despliegue de vanidad y enfermiza autoestima es parte importante de este delirio fílmico que, de una manera muy personal, lanza una cariñosa crítica a esa peculiar moda del héroe en taparrabos.

El verdugo escarlata, un disparate de lo más genial.
La tortura de la telaraña. Inolvidable de principio a fin.
La modelo "hawaiana" (..) no tiene escapatoria....
Por otro lado, su descaro en los efectos visuales provocará más de una carcajada (en concreto gracias a una inolvidable araña), el diseño de las mazmorras con su sala de torturas y el proceder de los martirios provocados seguro que no dejará a nadie indiferente; pero antes de que caigamos en el rubor más absoluto, debemos comprender la naturaleza de la que proviene, pues se trata, ante todo, de una película-cómic en su amplio sentido camp.
Este cuento de terror de voluntario sarcasmo global, también nos deleita con bellezones de aúpa, calabozos malsanos, guiños a otros fumetti (uno de ellos se embute en el esquelético atuendo tan propio de Kriminal), un buen surtido de horrendas muertes por doquier y asépticas líneas de diálogo de lo más estimables, que invitan no sólo a esbozar una tierna sonrisa de complicidad, sino también a re-descubrir un género, el horror a la italiana, desde un prisma bien distinto (además, no nos olvidemos, con sádicos tormentos a modelos en cueros).
Fotocromo promocional italiano del film
El film, también conocido como "The Bloody Pit of Horror", "The Crimson Executioner", "The Red Hangman", "The Scarlet Hangman", "A Tale of Torture" o "Vierges pour le bourreau", tembló también por la censura, que le amputó casi 9 minutos y que gracias a la buena edición del DVD italiano (con un documental sobre Pupillo más que interesante), se han podido incluir en el apartado de material añadido.
En suma, una obra de lo más bizarra y estimable, que requiere de cierta complicidad con el género abordado pero que deja un buen sabor y varias escenas memorables, además de merecerse, sobradamente, la tan manida etiqueta de película de culto.

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