jueves, 23 de octubre de 2014

FESTIVAL SITGES 2014, DÍA 8 : THAT GUY DICK MILLER, WHAT WE DO IN THE SHADOWS, IT FOLLOWS


El cine de terror japonés nos trajo a finales del siglo pasado una película aterradora llamada The Ring, dando una vuelta de tuerca a un género que en muchos casos se había estancado y no pasaba del slasher típico mil veces visto con unos cuantos adolescentes como chivos expiatorios o de la casa encantada de toda la vida; con algunas excepciones como la saga Pesadilla en Elm Street, con la que It follows también guarda ciertas semejanzas.
El éxito que suscitó la obra nipona no fue poco, con secuela, remake americano -por supuesto- e imitaciones por doquier de un tipo de terror muy angustiante, al ser únicamente la víctima quien tendrá la percepción de ese mal que le persigue y quiere acabar con su vida.
Este año en Sitges nos hemos encontrado con un film que explota más o menos la misma idea de base, pero con ciertos puntos personales que la convierten en una más que interesante oportunidad para dejarnos sorprender.
David Robert Mitchell -director aquí- logra al menos en la primera mitad de la película, tenerte atenazado en la butaca, gracias a la gran tensión que transmite a las imágenes y un arranque que podríamos decir es casi brillante: Con la huida desesperada de una joven de la casa de sus padres, aterrorizada y totalmente fuera de sí, intentando alejarse de algún peligro que no vemos pero que  presentimos como algo muy serio; para aparecer salvajemente destrozada en una playa no mucho después.
Al poco sabremos que se trata de una entidad que puede tomar la imagen de cualquier persona conocida o no por la víctima, que se dedica a perseguir -andando siempre pero sin detenerse nunca- hasta lograr atrapar su objetivo y eliminarle de una forma atroz si llega a ponerle las manos encima. El punto gracioso que plantea es la forma en que se transmite este mal y la forma de evitarlo -si en The Ring si recibías una llamada sabías que en una semana  estabas jodido o con Freddy que si te dormías podías ser acuchillado por su guantelete multiusos- aquí, el mal se transmite al practicar sexo.
¿Lo ves ahora? Viene a por ti...
De esta forma "el infectado" pasará a ser perseguido por este ente y el anterior portador quedará liberado, al menos mientras no muera su nuevo objetivo, pues entonces redirigirá nuevamente sus pasos hacia él -o ella-.
Este planteamiento da mucho juego y hay que concederle que en un inicio consigue ser aterrador gracias a escenas logradas como la de la silla de ruedas, las primeras apariciones físicas del ente acercándose a su objetivo y las obligadas huidas cada vez más a la desesperada. Sin embargo la falta de ideas frescas en su segundo tramo, donde salvo algún que otro momento acertado -el de la piscina es un puntazo muy sorprendente-, se limita a repetir el esquema acoso-percepción del peligro-huida con alguna que otra muerte como único aliciente, haciéndose un tanto repetitiva, así como un final que parece confirmar que no han sabido como cerrar una buena idea. Con todo es una de las obras de terror psicológico que mejor sabor me ha dejado en mucho tiempo, y el "modus operandi" que propone para ser la siguiente víctima parece querer reírse de uno de los grandes tópicos del género, en el muchas veces solo las/los vírgenes podían salvar el cuello. Aquí si practicas sexo pasas a ser el objetivo, pero si eres muy promiscuo tienes una pequeña oportunidad de salvar el pellejo. Un gran mensaje, follar o morir...
(Redactado por Marc Ventura)

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