lunes, 9 de septiembre de 2013

JAPÓN BAJO EL TERROR DEL MONSTRUO (1954)

Godzilla fue un proyecto que nació bajo la influencia del cine de ciencia ficción americano siguiendo muy de cerca los pasos de El monstruo de los tiempos remotos (1953)" aparte del evidente clásico "King Kong" (1933), pero añadiendo un elemento que a la postre lo diferenciaba de todos los films de la época y con la misma temática, el ataque nuclear y sus consecuencias plasmado por un país que lo había sufrido en primera persona 9 años antes en Hiroshima y Nagasaki. Japón bajo el terror del monstruo no tiene nada que ver con el tono que tendrían el resto de films de la interminable saga del saurio radiactivo (29 películas y está en camino un nuevo remake americano). Éste es un film serio, maduro, a veces violento, otras veces pesimista y con momentos terroríficos que por medio de la fantasía crea una realista parábola de la guerra y crítica del uso de las armas nucleares, siendo además este film el pistoletazo de salida del subgénero del "kaiju-eiga", el cine de monstruos gigantes japoneses. Hay que entender el contexto histórico en Japón, una sociedad que desde el fin de la guerra en 1945 hasta abril de 1952 vivió la ocupación americana en su país, los cuales reprimían cualquier expresión de exaltación nacional. Por supuesto las heridas de la guerra estaban más que abiertas y la situación se agravaba con cosas como la prohibición de tratar el tema atómico en los medios de comunicación o en el cine o la condena al ostracismo de los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki (los llamados Hibakusha), con las consecuencias de la bomba marcados en su cuerpo para siempre. En este contexto la presencia de Godzilla como exorcismo brutal para el público japonés de la época era obligatorio.
La historia es simple: unos barcos desaparecen misteriosamente, unos científicos investigan una isla en los alrededores y allí descubren a una bestia prehistórica de enormes dimensiones mutada por las radiaciones atómicas del Pacífico y que más tarde destruirá Tokio.

Godzilla hace turismo por Tokyo por primera vez
Ishiro Honda, el Kurosawa de la ciencia ficción japonesa (director de los kaiju más destacables de los años 50 y 60) logra darle un tono muy realista al producto acercándolo al documental, además el nivel actoral es más alto de lo normal en un film así, ahí está el gran Takashi Shimura, habitual de los films de Kurosawa. Ese acercamiento a la realidad japonesa, el trato de la paranoia atómica entre la población, las alusiones explícitas a los bombardeos americanos sobre Tokyo... es uno de los valores del film y que crece cada vez más a medida que pasa el tiempo. Ishiro Honda, prisionero de guerra por los chinos y traumatizado para siempre por el horror de Hiroshima, contagia las imágenes de su experiencia. De hecho, en medio de la escritura del guión del film, en 1953, tuvo lugar el desgraciado incidente del buque pesquero "Dragón Afortunado nº5", donde unos pesqueros japoneses fueron atrapados por la contaminación atómica de la bomba H más potente jamás explotada hasta el momento (en el Atolón Bikini) y los pescadores, durante el paso de los años, fueron muriendo progresivamente. La experiencia se incorpora al film y se evidencia sobretodo en los primeros minutos de metraje. Respecto al monstruo, aún me sorprenden las escenas de destrucción del film; sí, es un hombre disfrazado, pero la forma en la que está rodado, con esa tensión y ese siniestro blanco y negro el cual da un ambiente de pesadilla, es absolutamente magistral, aumentado con la sensación de gigantismo que da el monstruo con esos andares a cámara lenta, todo obra del mago de los efectos especiales Eiji Tsuburaya (el creador de Ultraman).
La destrucción de Tokyo. Ficción y realidad se dan la mano

La isla de Odo ha sido destruida

El profesor Serizawa tiene un arma poderosa 
Todo el film alberga un cierto sentimiento de tristeza y dramatismo, potenciado por las numerosas referencias a la destrucción provocada por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki (un momento del film en donde una madre en medio de la destrucción le dice a sus dos hijos que se van a reunir con su padre, posiblemente muerto en la guerra) y llegando al clímax en este sentido con las escalofriantes escenas en el hospital después de la destrucción de Tokio, con muertos y niños contaminados por la radiactividad calcadas a lo que pasó en la realidad, momentos así no se volverían a repetir en la saga la cual se convertiría en algo mucho más "flower-power".

Los efectos especiales, si en algunos momentos resultan sorprendentes en otros han quedado bastante desfasados, como por ejemplo la esperada primera aparición de Godzilla en la isla de Odo en donde el monigote que aparece por cabeza es poco creíble, aunque estos efectos resultaron terroríficos en su momento vista hoy resultan muy entrañables en su artesanía y un ejercicio de detallismo espectacular en las maquetas de la ciudad de Tokio. Y para qué engañarnos, tienen algo que el CGI no es capaz de conservar ni una sola vez desde que el efecto digital hizo el primer acto de presencia: encanto y personalidad.

El apartado actoral pasa un poco desapercibido, algo que sería una constante en este tipo de films donde el público lo único que le importaba ver eran a los monstruos, batallas y destrucción, pero aún y así tenemos trabajos destacables como el de Takashi Shimura interpretando a un científico con cierto aire derrotista, o personajes puramente "Tarantinianos" como el profesor Serizawa con ese parche en el ojo el cual es inventor de un arma que podría destruir a Godzilla.

El éxito de la película en su país fue espectacular con más de 9 millones de espectadores (superando a Los siete samurais) y junto a Rashomon de Kurosawa fueron los primeros films japoneses en traspasar sus fronteras y estrenarse en Estados Unidos, aunque eso sí, los americanos remontaron la versión japonesa de Godzilla poniendo como protagonista al yanqui Raymond Burr, y eliminando cualquier crítica a la energía nuclear y a las guerras, y titulándola "Godzilla. King of monsters"; una chapuza vamos, pero esa fue la versión que se estrenó por todo el mundo, por desgracia. Por este motivo "Japón bajo el terror del monstruo" es una joya a redescubrir y que sorprenderá a más de uno.
(Redactado por Adrián Roldán)


3 comentarios:

  1. Yo tengo un vago recuerdo de ella...lo sé, tarjeta amarilla, pero prometo rescatarla y deleitarme con este clásico. X cierto, esa versión yanki remontada que cuentas...¿es la misma película pero con fotogramas del americano de por medio?...

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  2. Si, exacto, es la misma película recortada y con los insertos del americano puestos ahí en medio con poca gracia.

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  3. Adrián, esta semana la he rescatado de mi dvdteca y la he disfrutado mucho. Sorprende positivamente en casi todos sus aspectos, música, efectos en general, el realismo que trasmite gracias al blanco y negro junto a unas logradas maquetas y efectos, etc...
    Por contra, tiene un momento que encontré muy poco acertado, y es cuando los aviones atacan a Godzilla, oye, ni uno de los misiles le da, a un bicho de más de 50 metros... Haciendo que esa escena quede ridícula y reste credibilidad a otros momentos muy logrados en los que está arrasando Tokio.
    Y por buscarle algún pero más, diría que salvando a Takashi Shimura, que con su sola presencia la película gana enteros, muchos de los actores no tienen la solvencia suficiente para que la dramatización que requieren ciertas escenas. Un film muy entretenido y disfrutable en el que predomina el mensaje antibelicista heredero de los traumas de Japón por los bombardeos atómicos.

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