lunes, 1 de abril de 2013

PHENOMENA (22-3-2013): MÁXIMO RIESGO + MENTIRAS ARRIESGADAS

El cine de acción es uno de los menos valorados por los cinéfilos más puristas, tachándolo generalmente como superficial, estúpido y poblado por una serie de actores que han sido considerados como meros armarios de lustrosos músculos sin grandes dotes interpretativas más allá que soltar la frase lapidaria de turno y repartir tortazos o balazos a discreción. Sin negar que en algunas producciones de bajo presupuesto, cualquiera de los puntos enumerados antes raya la vergüenza ajena (aunque en buena compañía son muy disfrutables), también es de justicia reivindicar un cine cuya máxima es la de entretener sin más.
Los años 80 y 90 fue una época de esplendor para todos los que disfrutamos de este cine adrenalítico y tan adictivo, con una serie de actores que ya son leyenda: Van Damme, Bruce Willis, Steven Seagal, Charles Bronson, Mel Gibson, Dolph Lundgren, Wesley Snipes, Chuck Norris, Jet Li... pero por encima de ellos se alzan los dos máximos exponentes del género, que a lo largo de esos años coparon las mejores producciones. Por un lado el austríaco Arnold Schwarzenegger y por el otro, el no menos rocoso Sylvester Stallone. Fueron años en los que el simple anuncio de su próxima película, levantaba una enorme expectación entre el público, que sabía apreciar lo que daban de sí estos films y se frotaba las manos esperando la siguiente ración de acción.

La gran sala del Palau de Congressos de Catalunya
Podríamos decir que se llegó a crear una cierta "competición" entre ellos para ver quien se alzaba como el número uno, a pesar de que siempre se dijo que guardaron una buena relación fuera de la gran pantalla, y quizás fue entre parte del público donde pudimos apreciar más el enfrentamiento entre los que preferían a uno u otro. Esa rivalidad bien entendida ha tenido algunos guiños en sus respectivas filmografías, por ejemplo, en Last action hero, en el mundo paralelo el protagonista de la saga Terminator fue Stallone. Mientras que en Demolition man, se menciona que Arnold Schwarzenegger llegó a ser el presidente de los Estados Unidos, pues por poco lo aciertan...

Stallone encarnando Terminator!!!!
Suyos son algunos de los títulos más emblemáticos del cine de esos años, como por ejemplo las dos entregas de Conan y Terminator, Comando, Perseguido, Depredador o Desafío Total por parte de Arnie, y otros tantos por parte de Stallone, como la saga de Rocky, Acorralado, Cobra, Tango y Cash o Demolition man.
También podemos encontrar ciertos paralelismos entre ambos, al haber intentado con más pena que gloria un cambio de registro haciendo algunas incursiones en el terreno de la comedia, con títulos desastrosos o poco afortunados como Un padre en apuros, Junior o Alto o mi madre dispara. Dejando claro que el terreno donde mejor se movían era el de la acción, machacando a los malos, disparando, en imposibles persecuciones y haciendo explotar el plató entero si hacía falta.
Mientras que por parte de Schwarzenegger su carrera artística sufrió un largo parón para dedicarse a la política (afortunadamente parece que le vamos a recuperar para rodar una nueva entrega de Conan que nos ayude a olvidar el bodrio que se estrenó hace poco, entre otros proyectos más o menos interesantes), Stallone siempre ha seguido en buena forma y dando caña como mejor sabe, incluso subiéndose al carro de la dirección desde bien joven.

Uno de los momentos más tensos de Cliffhanger...
Curiosamente hemos tenido que esperar muchos años para verles coincidir en pantalla, hasta 2010 con la primera entrega de Los mercenarios (The expendables), pero pocas veces habremos tenido la ocasión de disfrutarlos en una sesión doble de cine. ¿Y que mejor forma de rendirles homenaje a estos cracks del cine de acción que con la sesión que nos propusieron el pasado viernes los compañeros de Phenomena? Con dos títulos tan espectaculares como son Máximo riesgo y Mentiras arriesgadas.
El malo de la función...
La sesión tuvo lugar en El Palau de Congressos de Catalunya, siendo la primera vez que asistía a este nuevo emplazamiento, puedo decir que la impresión general es fantástica, con una sala que poco o nada tiene que olvidar al original Cine Urgel donde disfrutamos de dos años gloriosos de buen cine. Contando con una enorme y moderna sala, una pantalla gigantesca y una calidad de sonido que nos hizo disfrutar como nunca de estas pelis.
Máximo riesgo (Cliffhanger, 1993) lució como solo en una sala de cine puede hacerlo, ya que una de sus mejores virtudes son los espacios naturales donde fue rodada y que desde que se estrenó en las salas comerciales por allá el lejano 1993, no había tenido ocasión de volver a ver en estas condiciones.
La película cumple en todos los apartados que se le pueda pedir una buena cinta de acción, adrenalítica de principio a fin, contando con una de las mejores secuencias de arranque del género que uno pueda recordar, con unos tensos minutos colgando del vacío en medio de esas montañas y que le da mil vueltas a cualquiera intentona moderna de impactar mediante los ya cansinos efectos CGI. Merecidamente recibió 3 nominaciones a los Oscar en los apartados de Mejor sonido, efectos de sonido y efectos visuales; y por el contrario creo que no mereció ser nominada en 4 apartados en los Razzie, entre ellos al de peor película y guión (como si no los hubiera muchísimo más malas).
Como sea, la película se vivió con nervio en la sala, pues tiene un ritmo endiablado y las escenas rodadas en las alturas no dejan a nadie indiferente (que se lo pregunten a la señora de mi lado que no paraba de saltar en su butaca mientras soltaba frases y grititos continuamente: "Un altre cop no...", "ay, ay, ay"). Grandes paisajes, tiros, explosiones, aludes, frases chulescas, un Sly en plena forma escalando paredes imposibles a pecho descubierto y con unos secundarios de lujo, ya sea por John Lithgow (el clásico malo despiadado que posteriormente nos ha hecho temblar encarnando al psicópata Trinity en Dexter) o Michael Rooker (el Merle de The walking dead). ¿Que más se puede pedir?

Harry Tasker en plena misión camelándose a la atractiva Juno Skinner (Tia Carrere)...
El segundo plato corría a cargo de Arnold Schwarzenegger, bajo la siempre sabia y efectiva dirección de James Cameron, con Mentiras arriesgadas (True lies, 1994). Película que ha aguantado el paso el tiempo y sigue siendo igual de entretenida que cuando se estrenó, logrando en todo momento un gran equilibrio entre la acción y la comedia.
La historia nos presenta a Harry Tasker (Arnie) casado con Helen (Jamie Lee Curtis), aparentemente el típico hombre aburrido con un anodino trabajo de comercial. Sin embargo Harry no es lo que parece, trabajando para una organización secreta del Gobierno encargada de neutralizar las posibles amenazas terroristas contra los intereses de su país.
Un film que nos atrapa desde su escena de arranque, remitiéndonos por instantes al mismísimo James Bond con su entrada buceando (incluso el detalle de ponerse colonia), con ese punto de seductor (el tango con Juno) o la huida por la nieve, recordando a una rodada con Roger Moore.

El emblemático baile...
A partir de aquí el juego constante entre las dos vidas de Tasker nos llevará hasta una de las escenas más recordadas por todos, no lo neguemos, el tórrido baile de una Jamie Lee Curtis y la entrada en escena de la Jihad Carmesí y su intento de chantajear a los Estados Unidos con unas cabezas nucleares.
Un cúmulo de grandes escenas de acción: la pelea en los lavabos del hotel, la persecución por la autopista destruida o Arnold subido a un Harrier, por citar algunas; se alternan con unas buenas dosis de humor e ironía que le dan un buen contrapunto al film. El personaje de Carlos, el vendedor de coches de segunda mano da para mucho, el equívoco entre Tasker y Helen al ser secuestrados por la Jihad Carmesí, la caída de la metralleta por las escaleras, son solo algunas de ellas...

Ha llegado la hora de las tortas...
Una de los mejores cintas de acción de los 90 y quizás el último gran trabajo de un Schwarzenegger que desde entonces no logró otro exitazo del mismo calibre.
El cine de acción sigue pegando fuerte, y no son pocos los que buscan tomarles el relevo a las viejas glorias, entre ellos Dwayne Douglas Johnson (The Rock), Vin Diesel, Jason Statham o Dave Bautista... pero de momento que se pongan a la cola, porque los viejos rockeros nunca mueren. Larga vida a nuestros ídolos de los 80 y 90!!!!

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