sábado, 24 de noviembre de 2012

MANIAC (2012)

Tras disfrutar la esperadísima y sobre todo, dignísima versión remake de la mítica Maniac de Lustig, pudimos hacer acto de presencia en una rueda de prensa de alto contenido cinéfilo, ya que contó nada más y nada menos que con el protagonista de ésta, Elijah Wood (el inevitablemente eternizado Frodo), el encargado de darle forma al film actual, Franck Khalfoun (del que habíamos visto ya "Parking 2") y del director del original de 1978, el carismático William Lustig.
El film narra las experiencias trasnochadoras y esquizoides de Frank (Elijah Wood), dueño de una tienda de maniquíes heredada y su anormal obsesión por las cabelleras de las chicas, que colecciona junto a sus diversos y artesanales maniquíes dentro de su cochambroso apartamento.
Frank asesina deliberadamente y cuenta sus víctimas a pares, como si formara parte de un ritual subsconcientemente patológico, hasta que cierto día conoce a la dulce Anna, una fotógrafa francesa que despertará pasiones ocultas en él, perdiendo ya el poco equilibrio mental que le quedaba.
El film está narrado de manera subjetiva, en primera persona y con cámara vibrante, casi como si se tratara de un videojuego de última generación (el propio Khalfoun argumentó que el público actual está mucho más preparado para este tipo de enfoque cinematográfico). La osadía de la propuesta ha resultado todo un acierto gracias a una espléndida puesta en escena, cruel y directa, que no se limita a copiar a su predecesora, sino que se impulsa en ella para crear algo novedoso y contemporáneo (los chats, móviles y toda esa parafernalia son ahora una parte importante).



Asesinatos brutales, secuencias sobrecogedoras y sexo rozando lo explícito es el cóctel que presenta esta nueva versión de la notable Maniac, que si no sufre ningún cambio para su versión final, estaríamos hablando de un film de la suficiente entidad cinematográfica para convertirse en cinta de culto, y en cierta manera, superar al original (elementos actuales de calidad de imagen, sonido, efectos, etc).
Su posterior rueda de prensa fue de lo más distendida, donde los responsables del festival insistieron en que era, sobre todo, un momento para el fan, que gozaría de total libertad para preguntar y que se demostró respetuoso y cinéfilo.



La mayoría de las preguntas estaban dirigidas al entrañable Elijah Wood, que hizo gala de una dulzura y proximidad rara de ver en una figura de renombre en Hollywood. Un actor discreto y respetuoso (y cada vez más respetado gracias a sus valientes y variadas decisiones profesionales) que, sin pretenderlo ni un segundo, fue también el protagonista del evento vespertino celebrado en Sitges.




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