martes, 22 de mayo de 2012

THE SWELL SEASON (2011)

Una de las grandes sorpresas dentro del plano cinematográfico del año 2006 fue la película Once, un drama romántico que nos situaba en Dublín, donde Glen Hansard, era un cantante y compositor callejero y Marketa Irglova, una inmigrante checa que vendía flores en la calle, y que un día casualmente se sentía atraída por su música al oírle cantar. Entre ellos empezaba una relación sustentada en un inicio por el amor de ambos por la música, poco afortunados en el terreno amoroso, encontraban así también una persona sensible a su lado con la que sentirse cómodos, regalándonos una de los mejores títulos románticos de los últimos años con una excelente banda sonora (lejos de la típica película romántica bobalicona que suele imperar en nuestras carteleras). La película fue todo un fenómeno, hecha con apenas 1000$ y solo tres semanas de rodaje, premiada por el público en Sundance, encontró su culminación al alzarse con el Oscar a la mejor canción original.
A raíz de este éxito, empezó una agotadora gira que duraría 2 años en los que dieron multitud de conciertos por todas partes repasando las canciones que les acababan de dar a conocer en todo el mundo. Así nace este documental, rodado a lo largo de esta gira con la intención de recoger las vivencias de una pareja que de la noche al día se vio abocada a la fama.

Glen y Marketa (nombre real de ambos), se hicieron pareja a lo largo del rodaje de Once, y así se nos presentan cuando arranca este documental, que toma el título del primer álbum del grupo y de la gira. Rodada cámara en mano con un bonito blanco y negro, intenta transmitirnos a lo largo de ese tiempo tanto sus impresiones como las de las personas cercanas a ellos. De esta forma, alternamos entrevistas con los dos, con sus padres, su mánager, conocidos e intercaladas algunas de sus actuaciones que sirven para repasar la banda sonora que les hizo saltar al estrellato.
Lo más destacable para mí es que nos permite ver a las personas que hay detrás realmente, dejando bien claro que este reconocimiento, el sentirse figuras públicas, famosos y seguidos por grupos de fans, es algo que nunca han deseado, viniéndoles grande todo ello. Ver como a lo largo de los meses acusan el desgaste de esa fama, del ir y venir continuo, y como les llega a afectar no solo como grupo sino como pareja.


Las pequeñas confesiones de sus orígenes en el mundo de la música y como se conocieron son entrañables, descubrir como Glen dejó la escuela con solo 13 años para dedicarse a la música convenciendo a su profesor de ello, conociendo entonces a una jovencísima Marketa que aceptó acompañarle desde el piano para tocar sus demos.
Asimismo el padre de Glen es todo un personaje, borrachín (casi parece una caricatura de los estereotipos irlandeses), boxeador campeón de Irlanda varios años, nos regala algunas confesiones muy curiosas y que se nota que marcaron a Glen.
Se agradece el tono general del documental, bastante cercano, sin muchos aspavientos ni situaciones forzadas, pero quizás adolece de no llegar a transmitir una gran emoción al espectador más allá de algunos momentos puntuales y en las actuaciones en directo, donde uno disfruta de verdad escuchando esas letras y música.


Con un metraje de 90 minutos, diría que más o menos la mitad es realmente interesante y el resto es meramente relleno para abarcar una duración que justificara la edición de este proyecto. Parte de la culpa de este hecho podríamos achacarlo a que realmente son unas personas muy "normales", lejos de la imagen que trasmiten muchos famosos con toda una vida metidos en ese mundillo, con miles de anécdotas que bien podrían servir para rellenar minutos y más minutos. Aquí no vais a encontraros son eso, simplemente pequeñas confesiones, sencillas, conmovedoras algunas, pero que se sienten bastante sinceras. Una película bastante recomendable a pesar de que esperaba algo más de ella, todo sea dicho.




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