lunes, 4 de julio de 2011

AL FINAL DE LA ESCALERA (1980)

Aclamada cinta de terror que cambió su título de origen "the changeling" (que es cuando un niño es sustituido por otro al nacer) por el más comercial "Al final de la escalera", acercándonos timidamente al argumento del film como es costumbre en nuestra odiosa españolización. Se basa a grandes trazos en hechos acontecidos en Denver en 1960, evidentemente expresados en lenguaje cinematográfico, y consiguiendo contentarme a medias, si soy del todo sincero.
John Russell pierde trágicamente a su esposa y a su hija en un fuerte accidente en carretera, y decide mudarse de Nueva York a Denver para alejarse del dolor y empezar una nueva vida.
Allí alquila un antiguo caserón y comienza a ejercer de profesor de música en la Universidad con total normalidad, pero pronto advierte comportamientos extraños en la casa y se precipita a desvelar un secreto de principios de siglo que hacía inhabitable esa mansión.
Los ruidos extraños, los estruendos de buena mañana y los cristales rotos parecen pistas que conducen a la fatídica verdad que oculta la casa, y que John finalmente decidirá desenmascarar.
En primer término, la película comienza con una espectacular presentación del personaje principal, ya que en tan sólo 4 escenas estamos con toda la información necesaria para comprender su dolor y con un enfoque bien claro de lo que será la historia. Podría decir que sus primeros 45 minutos son una lección de cine de terror, uniendo todos los ingredientes con maestría y abriendo un claro campo para juguetear con el miedo. Todo lo que sucede en la mansión es ciertamente interesante, desde la tecla del piano que se aprieta sola hasta la enigmática caja de música de 1909 hallada en esa habitación olvidada del caserón. Inquietante es la búsqueda de la verdad y esas apariciones del niño en el piso superior (de ahí la artimaña del final de la escalera en el título) e incluso resulta espeluznante la sesión de espiritismo que realiza con la ayuda de especialistas, al parecer, menos farsantes que de costumbre. También nos estremecemos con las psicofonías procedentes de la grabación de dicha sesión y con su posterior análisis. Hasta ahí, todo los síntomas son inequívocos del mejor cine de terror y estamos realmente encantados con la propuesta, pero desgraciadamente se tuerce hacia un final, a mi entender, poco aterrador y mezcla géneros como el suspense y la intriga con menor éxito que el mentado terrorífico.
De hecho, y exagerando un poco, el bajón es tal que nos importa un pimiento si hay fantasmas o si hubo asesinatos crueles en pasados años, ya que el film parece haberse quedado sin pólvora y nada nos transmite vigorosidad de ningún tipo. Una verdadera lástima, de verdad. La interpretación en general es correcta, la música es la adecuada (sin resaltar demasiado tampoco) y la fotografía es excepcional en su primera mitad, decayendo en conjunto en su último tercio, del todo desconcertante.
Un ejemplo pues de una cinta echada a perder donde un fabuloso inicio se ve fastidiosamente malogrado por un volantazo final que no le sienta nada bien, y bajo mi humilde criterio, resta importancia cinematográfica al producto.
Con todo y con eso, estamos ante un más que ejemplar ejercicio de cine de terror, con dosis altas de horror y buena ambientación de la clásica casa encantada. Se queda lamentablemente a las puertas de ser un clásico. Una verdadera pena.

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