sábado, 14 de mayo de 2011

EL HIJO DE FRANKENSTEIN (1939)

Bastantes años después de la muerte del Doctor Heinrich Von Frankenstein, su hijo Wolf, acompañado por su mujer y su hijo, viajarán hasta el pueblo donde sucedió todo para recibir en herencia las propiedades del viejo Doctor.
Su llegada será motivo de recelo y preocupación por parte de los lugareños, pues aun tienen muy vivo el recuerdo los crímenes cometidos entonces y temen que Wolf siga con el trabajo del infame doctor, por lo que son recibidos con clara hostilidad por su parte. A su llegada a la mansión familiar, Wolf conocerá a un misterioso personaje, el viejo Igor,
el antiguo ayudante de su padre y que será quien despertará su interés por las investigaciones y descubrimientos de éste.
Después de las inolvidables El Doctor Frankenstein (1931) y La novia de Frankenstein (1935), la Universal vio claro que era un filón que aún podía dar muchos beneficios, por lo que 4 años más tarde tuvimos esta nueva secuela en la que nos emplazaba unos 20 años después de todo lo ocurrido con el barón Frankenstein. La película tiene notables aciertos y el más destacable es la excelente ambientación y escenografía, en las fotos que he elegido para la reseña, se puede apreciar el buen trabajo en este sentido.
Para mi sorpresa me encontré con ciertos toques expresionistas en los decorados, principalmente en la mansión de los Frankenstein y sus interiores, consiguiendo además con un buen juego de luces y sombras crear una perfecta ambientación para la historia que tenemos entre nuestras manos.
A nivel de guión hay que ser críticos en cuanto a que es bastante predecible, no hay que ser un gran entendido y haber visto mucho cine para ir adivinando como va a acabar todo y se hubiera agradecido un esfuerzo mayor por parte de los guionistas para sacarle más provecho a una historia que daba para acabar siendo una joya como sus dos predecesoras si esto se hubiera pulido.
Por otro lado tiene los suficientes ingredientes como para que sea muy agradable de ver:
la llegada al pueblo con todos los habitantes observando en silencio bajo la lluvia la llegada del doctor, las cuidadas escenas del laboratorio y ciertos momentos con el monstruo son muy apreciables y me han entretenido perfectamente.
Entrando a hablar de los protagonistas, empezaré, como no, por el monstruo, encarnado por Boris Karloff. En esta entrega, se echa un poco en falta un mayor protagonismo por su parte, ya que aquí sus apariciones son bastante simples y acaba siendo un mero instrumento de venganza en manos de... (no lo voy a decir), y no nos transmite la soledad y lucha interior de las otras. Sin embargo, su simple aparición en pantalla en algunos momentos está muy lograda, como en ciertos asesinatos en los que se muestra especialmente hábil.
Igor (Bela Lugosi) está correcto interpretando a este viejo ayudante y toma un papel muy destacado en el desarrollo de la película, es curioso comentar que en su momento rechazó el papel de monstruo en la primera entrega y viendo como funcionó el personaje, me imaginó que se arrepintió muchas veces. Me parece imposible ahora mismo imaginarme al monstruo de Frankenstein con otra cara que no sea la del mítico Karloff. Éste por su parte se negaría a continuar con las siguientes sagas, ya que el nivel del guión decayó de una forma alarmante, dando como resultado películas más que olvidables (las veremos en el blog). Para acabar comentaré que esta cinta fue la principal inspiración para Mel Brooks para desarrollar la que para mí es su mejor obra, El jovencito Frankenstein, para todo cinéfilo el ir buscando los diferentes guiños que encontramos en esa genial comedia, ya es un motivo suficiente como para ver esta cinta. Escenas como la de las enormes aldabas, el comisario con el brazo ortopédico, la partida de dardos o el control del monstruo mediante la música, solo son algunos de ellos.
Una buena propuesta para amantes del cine de terror clásico y que de verdad merece ser descubierta.

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