martes, 31 de mayo de 2011

AHORA LOS PADRES SON ELLOS (2010)

Resulta desalentador que ni tan siquiera consigan hacerme sonreír con una comedia de más de hora y media. Pienso que puede haber dos causas, un posible deterioro en mi sentido del humor (el cual practico diariamente, no os quepa duda) o quizás en una lamentable y de nuevo forzada propuesta americana de juntar 7 caras conocidas para que a base de gags (absolutamente todos desacertados) intenten, talonario en mano, sacarnos unas sonrisas. Pues lo siento mucho, sigue sin funcionar.
La fórmula De Niro - Stiller, agotada











Si la primera parte me resultó agradable y algo refrescante (ese duelo De Niro- Stiller tenía su punto de gracia) pero la segunda ya fue más insufrible que otra cosa, la pregunta es... ¿Qué me lleva a flagelarme con un producto que de antemano garantizaba una experiencia bochornosa?, pues será mi inocente expectativa de que juntando a actores como Robert De Niro, Dustin Hoffman, Jessica Alba, Harvey Keitel, Ben Stiller, Barbra Streisand y Owen Wilson, la cosa podía tener su comicidad en las manos adecuadas. Argumentalmente no pienso sorprenderos, ya que es estirar una vez más el original, perdiendo la posibilidad de encontrarnos con algo ni remotamente divertido y ni tan siquiera digno, todo suena a chapuza y a fracaso irremediable.
El responsable de esta entrega es el que logró tanto éxito con American Pie (la primera) y ya sabemos que aquello fue pura chiripa, y que este tipo no esconde demasiado talento, tan solo ve oportunidades de humor escatológico y alguna que otra hazaña sexual que él piensa graciosa, ridículo. Para mí lo más divertido es su título en inglés (Little Fockers), que se pierde con nuestra ibérica traducción tan innecesaria como de costumbre (lo cambiamos todo, pero luego títulos impronunciables como Eyes Wide Shut se quedan igual...) así que os hacéis una idea del film.
De Niro está en sus horas más bajas, lejos quedan ya sus magníficas interpretaciones en Toro Salvaje, El Padrino 2 o Taxi Driver, aunque todos sabemos que con el tiempo alguien le volverá a dar el papel que merece y sacará lo que le queda dentro, estoy convencido. Stiller tiene cierto gancho por su expresión cómplice de humor, pero aquí está agotado y sin un ápice de gracia, y confieso que me resulta muy divertido generalmente el bueno de Ben (Zoolander, Tropic Thunder o Cuestión de pelotas son admirablemente simpáticas).
Jessica Alba, lo mejor del film, bueno, la más buena.
El resto del reparto es lo que esperáis, un Dustin Hoffman consciente de donde está, una Streisand más equilibrada que ninguno y una Jessica Alba provocándonos y dejándonos algo de calidad visual, y no precisamente por su bis actoral. Lo que sí destacaré es la infumable interpretación de la esposa del señor Focker, Teri Polo, que está horrible, horrorosa, horripilante y todo lo que empiece por "horr". Tan sólo, y por no parecer un intransigente criticón al uso, diré que rozan la simpatía los guiños a El Padrino (el propio De Niro se hace cargo) y a Tiburón, pero en la piscina de bolas, que tal vez hubieran desencadenado algunas risotadas de no ser por el sufrimiento previo que nos tenia adormilados.
Una tragedia de comedia, ya lo he dicho todo.

EL HOMBRE INVISIBLE VUELVE (1940)

Geoffrey Radcliffe (Vincent Price) ha sido condenado a muerte por el asesinato de su hermano Michael, a quien se dice que mató en la mina propiedad de la familia para poder apoderarse de ella. Poco antes de ser ejecutado en la horca, recibirá la visita de su amigo el Dr. Frank Griffin (hermano del creador de la fórmula para ser invisible en la primera película) quien ha ido a despedirse de él.
Poco después, el preso desaparecerá sin dejar rastro, dejando a todo el mundo desconcertado con una fuga sin precedentes, sin forzar la celda ni ser visto por nadie.
A partir de este momento empezará una carrera por parte de la policía por atraparle y de Geoffrey para poder demostrar su inocencia. Sin embargo, la fórmula que permite la invisibilidad tiene un problema, ya que provoca la locura en aquellos que la toman, por lo que Frank seguirá investigando sin pausa en busca de un antídoto para devolverle a la normalidad cuanto antes. Esta es la primera de las secuelas que siguieron a la original El hombre invisible (1933), un clásico basado en la novela de H.G Wells y a pesar de que no llega a sorprender como la primera, sí que hay que agradecerle el elaborar un guión interesante y sólido que no solo se centra en montar unas cuantas fechorías de alguien dotado de invisibilidad y salir del paso. La trama de un asesinato por el cual se ha condenado a un inocente sirven a la perfección para justificar las nuevas andanzas del hombre invisible y generan interés en el espectador para seguir la trama.
Los efectos especiales están muy logrados (siendo nominados en los Oscar de ese año) y tienen algunos momentos notables como cuando la policía trata de localizarle mediante el uso de humo, el movimiento de ciertos objetos sin que se noten los cables o incluso el uso de la técnica de stop motion para conseguir atar a una persona.
Otro buen momento es cuando el hombre invisible va desvistiendo a un espantapájaros mientras va conversando con él o en la reaparición en que se van dibujando poco a poco las venas, músculos, etc... y que fue una labor artesanal de una sola persona, John P. Fulton, encargado de los efectos especiales que de nuevo lo vuelve a bordar.
El film combina de una manera acertada seriedad y momentos humorísticos, sin caer en bromas fáciles, consiguiendo un buen contraste que hace que funcione a la perfección.
Ha sido muy curioso, pero hay una escena que me ha dejado una sensación de haber encontrado el punto de inspiración para una película tan diferente y lejana en el tiempo, como es Leon el profesional. Ya que Leon huía de la policía disfrazándose como un miembro de los SWAT y pasando entre ellos simulando como si estuviera herido, pues aquí tenemos una escena muy parecida tanto en la situación como en la resolución.
Otro punto de interés es el saber que fue el primer papel de protagonista que tuvo un monstruo tan enorme del cine de terror como Vincent Price, a quien veremos más bien poco al encarnar al hombre invisible, pero que juega muy bien con su voz para darle personalidad a su actuación.
Para todos aquellos que disfrutéis de unos efectos especiales hechos con cariño y con técnicas totalmente alejadas de los omnipresentes ordenadores actuales y queráis pasarlo bien con una entretenida cinta de terror añeja pero que ha envejecido muy bien.

lunes, 30 de mayo de 2011

LOS CHICOS ESTÁN BIEN (2010)

Nic y Jules son una pareja de lesbianas que viven con sus dos hijos frutos de la inseminación artificial, el quinceañero Laser y la ya adulta Joni. Cuando éstos deciden conocer a su padre donante ahora que Jani tiene la mayoría de edad es cuando aparece Paul, un  mujeriego emprendedor que alterará el orden de la familia, provocando disparidad de reacciones. En Nic (Annette Bening, muy comprometida con su caracterización, como de costumbre) provocará rechazo y ella lo tildará de entrometido. En Jules (una fantástica Julianne Moore, la mejor de todas ellas) desatará su escondida faceta sexual, atrayéndose físicamente y teniendo encontronazos sexuales desenfrenados. La reacción con los niños de Paul (Mark Ruffalo divertido, tierno, salvaje y mejor que nunca) es de confusión, creando un contraste de sensaciones en ellos propios de su edad.
Es innegable que la película funciona en su cometido, resulta habilidosa, cómica y dramática en dosis idénticas, y voltea al espectador en un viaje de sentimientos que jamás te apartan de su visionado, acabando la experiencia con una satisfacción muy sana. Sabe ser perversa a veces (la relación entre Paul y Jules), incómoda en otras (cuando descubre Nic la infidelidad de su esposa) y tierna en muchas otras (la relación de Joni con su "amigo" Jai), llenándonos de plenitud sensorial y de sentimientos encontrados.
¿Quién hace lo correcto?, ¿Quién debe cambiar y por qué?, son preguntas que sin quererlo, debaten en tu mente o con tu compañero de visionado creando una confortable empatía con los personajes, perfectamente dibujados todos ellos (tal vez el de Laser esté un pelín forzado) pero en conjunto bien trazados. Se nota la mano fílmica de una mujer, no tan sólo en el tema principal del film, sino en el desarrollo del mismo, con momentos de una veraz intimidad lésbica (la directora Lisa Cholodenko es una reconocida lesbiana con la apariencia similar al personaje de Nic) o el contraste con el sexo opuesto, un desenfreno animal con un varonil Paul, pelos en el pecho incluidos.
Cerca del denominado cine independiente, pero con actrices de gran talla, esta cinta se eleva por encima de muchas coetáneas, siendo una de las más destacables en este género que he visto ultimamente. Juego de emociones, torbellino de sensaciones y mucha bis cómica para torear de nuevo las historias tortuosas de dos lesbianas maduras en edad de contemplar su vida pasada y valorar si han hecho bien las cosas, consiguiendo traspasar la pantalla y tocarnos un poco a todos, pero mostrando una realidad (la americana) que dista un poco bastante de la nuestra, aunque entendemos el mensaje.
Destacaré que me he ilusionado tontamente porque usa canciones del Pro Evolution Soccer (una frikada fuera de lugar, lo sé) pero digna de mención y por su espléndida calidad de imagen, sólido trabajo de dirección artística y carente de efectos engañosos o giros cinematográficos tramposos.
Un trabajo redondo digno de sus galardones y entrañable como mínimo. Un excelente ejercicio de cine independiente en plena forma.
De forma anecdótica comentaré la escueta participación (¿nepotista?) de la hija de Steven Spielberg como amiga promiscua de Joni o la impresionante Yaya DaCosta (a vuestra izquierda), una joven actriz negra que nos deslumbra con su belleza, digna de mención. (y pensar que Paul la despecha....si es que no está hecha la miel para la boca del cerdo...)

MÁS ALLÁ DE LA VIDA (2010)

Más allá de la vida nos cuenta la historia de 3 personas que experimentan la muerte de una manera cercana, pero cada uno a su manera. La primera es Marie (Cécile De France, que tanto nos gustó en la sangrienta Alta Tensión pero que aquí está un poco más desafortunada en su interpretación) una periodista francesa víctima de un tsunami que cambia el rumbo de su profesión al experimentar la sensación de acariciar la muerte. El segundo es un chaval londinense que ve como desaparece la persona más importante en su vida por un desafortunado accidente y la tercera es George, un norteamericano con un don extrasensorial para comunicarse con los muertos.









El entrelazado de las tres vivencias y su posterior cruce mantiene el interés de la cinta de Eastwood, pero la desplaza en un plano por debajo de sus últimos trabajos, aunque es digno de aplauso el continuo cambio de registro que tienen sus películas, ciertamente. En mi opinión, de las tres historias narradas hay una especialmente plomiza, la que protagoniza la francesa Marie y su -obvio- cambio de perspectiva profesional debido a su experiencia (decide cambiar su libro sobre Mitterrand por uno sobre la muerte...), que es la que más pesada se me hizo, pero en cambio, es la protagonista de una de las mejores escenas de la cinta, el inesperado tsunami del comienzo del film, absolutamente impresionante (pese a débiles efectos desafortunados, la sensación final es fantástica).
Las otras dos historias paralelas tienen mayor encanto, por un lado el interés que provoca el sobrenatural don de George (un Matt Damon tan gris como lo pretendía su personaje) y por otro la emotiva historia de los gemelos ingleses, la más efectiva de las tres y la que penetra mejor en nuestras mentes. El desarrollo argumental consigue integrar el trío de vivencias con armónico ritmo, haciendo hincapié en la perturbadora experiencia con la muerte y sus respectivas preguntas sin respuesta, mostrando esas sensaciones como la tristeza, el amor, la confusión o el significado de nuestras vidas.
Aunque la cinta se estira un poco más de lo esperado (130 min.) tiene un visionado calmado y paciente, llegando a su espléndido final tan cansados como un marathoniano al acabar su prueba, pero igual de satisfechos.
Un tema de interés común (qué hay después de morir) que nos alecciona sobre lo interesante de seguir viviendo, y de no centrarnos en qué pasará sino en el disfrutar ahora que aún estamos aquí.
Un film sencillo, bien narrado y con un bienintencionado mensaje del que todos sabremos sacar algo de provecho, sea de la historia que sea. Un placer de nuevo, Sr. Eastwood.

EL CUERVO (THE RAVEN) (1935)

La joven Jean Tatcher (Irene Ware), tendrá un grave accidente de coche al precipitarse por un terraplén, quedando muy mal herida y en estado de coma.
Los médicos se muestran muy pesimistas y dan como única alternativa llamar al retirado Doctor Vollin (Bella Lugosi), un eminente neurólogo, que inicialmente se negará a ayudarles, pero que tras la visita del padre de la chica, el juez Tatcher, acabará aceptando el reto de esta delicada operación. Las expertas manos del doctor la salvarán, y gracias a ello Jean y el Doctor tendrán a partir de entonces una relación muy cordial.
Vollin, como no podía ser de otra forma, se enamorará perdidamente de la joven, aunque ella ya está prometida y a punto de casarse (se siente). Estos impedimentos para conseguirla, harán que el Doctor busque vengarse de quienes le han privado de su felicidad y no andará con chiquilladas...
La casual llegada de un fugitivo, Edmond Bateman (Boris Karloff), solicitando al doctor que le opere la cara para cambiar de identidad, le proporcionarán la mano ejecutora de su sádica venganza.
Una película que me ha sorprendido desde el primer minuto, ya que solo arrancar tenemos una impactante escena inicial con el coche de Jean conduciendo a toda velocidad y bajo una fuerte tormenta, accidentándose al salirse en una curva. Con un ritmo que no tendrá ningún descanso desde ese momento y que sabe sacar un provecho increíble de su duración (58 minutos), sabiendo ir al grano sin que ello perjudique el resultado final. Lugosi y Karloff, dos de los gigantes del cine de terror de esos años, vuelven a coincidir aquí para dar con su mera presencia una gran personalidad a la película.
Los personajes de ambos están bien marcados y les van como anillo al dedo; en la primera aparición de Lugosi con la sombra de un cuervo disecado reflejándose en la pared de su despacho (y recitando el poema de Poe en el que se basa esta historia) ya intuimos que es un personaje como mínimo algo desquiciado. Por su parte, Karloff, haciendo de criminal, tendrá un interesante diálogo con él tratando acerca de la fealdad y la relación de esta con el poder de dañar a sus semejantes (evidentemente nada gratuito y base de lo que ocurrirá después).
La ambientación está cuidada y se ve reforzada por una combinación perfecta entre algunos elementos tan clásicos de ambientación gótica (el laboratorio escondido tras una entrada secreta, los aparatos de tortura construidos según los relatos de Poe) y elementos tan modernos como una consola que le permiten controlar a su antojo toda la casa, cerrando ventanas con planchas de acero, pasadizos ocultos, activando ascensores secretos que mueven habitaciones y que son todo un acierto.
Hay que destacar el buen maquillaje de Karloff (que de nuevo hace un gran papel), pero en algún plano cercano se echa en falta una mejor labor en la construcción del ojo paralizado, siendo un poco triste que se note tanto que simplemente está pintado sobre el maquillaje. Lugosi, un poco sobre actuado como en la mayoría de sus actuaciones, da vida a un demente con una crueldad que está incluso por encima de los cánones de esa época y sorprende alguna de las torturas planeadas por este genio del mal.
Destacaría algunas escenas que seguro que han inspirado muchas películas, como la sala llena de espejos con Karloff disparando contra ellos, o la parte final con los elementos de tortura (esa habitación en la que se van estrechando las paredes hasta aplastarte me recuerda a Indiana Jones o la sala de basuras de Star Wars).
El final está bien resuelto, pero como suele ser habitual, se ahorran algunos detalles que habrían sido jugosos y acaba un poco precipitadamente (ignoro si aquí la censura hizo algún recorte). Una muy buena película para todos los que quieran disfrutar con un clásico del cine de terror que no debería estar tan olvidado como está y que os animo que rescatéis.

sábado, 28 de mayo de 2011

DETECTIVE DEE AND THE MYSTERY OF THE PHANTOM FLAME (2010)

China, en el año 690 D.C, varios dignatarios están visitando el interior de un enorme buda de 60 metros de altura que se está construyendo en honor de la inmediata ascensión de Wu Zetian, la primera emperatriz de la historia, cuando uno de ellos sufrirá una combustión instantánea dejando solo unas pocas cenizas como pista y a todo el mundo asustado.La emperatriz Wu solicitará la ayuda de Dee Rinjie (el detective Dee para todos a partir de ahora) para que se encargue de esclarecer el caso a pesar de que en el pasado se enfrentó a ella, ya que consideraba que debía ser su hijo quien tenía que ostentar el poder (a pesar de ser un niño) y no ella, por lo que lógicamente fue encarcelado. Dee (Andy Lau) empezará a investigar quien puede estar detrás del asesinato, viéndose inmerso en un caso mucho más complicado a medida que va indagando. Una gran producción made in Hong Kong que no escatima en medios técnicos, multitud de extras y que sin embargo me deja la sensación de ser un tanto vacía y desaprovechada. De la mano del director Tsui Hark, tendremos grandes momentos, como el arranque con la visita inicial dentro del buda hasta la combustión que nos pondrá en alerta (que es de lo mejor de la película y que te hace concebir grandes esperanzas), junto con otras escenas que son deslumbrantes a nivel de escenografía (la de la visita a las catacumbas y las luchas en el agua encima de troncos, son geniales y ojalá toda la película hubiera ido por ese camino) y algunas (que no todas) de las luchas coreografiadas.
Sin embargo en sus casi dos horas, tendremos tiempo para otras cosas como perdernos con un guión enrevesado, confuso y alargado innecesariamente, con escenas tan olvidables como las de los ciervos embistiendo a Dee (se nota desde lejos que son meras animaciones por ordenador sin consistencia ni gracia), o aburrirnos con alguna conversación con poco contenido, que no llevan a ningún sitio y que digámoslo claramante, son relleno y poco más. Por lo que al final, aún siendo una película entretenida y con un nivel técnico muy superior a la media de producciones asiáticas de artes marciales, me he quedado un tanto decepcionado.
Si en el apartado visual tiene sus principales logros (el efecto de las combustiones es muy bueno y la escena de los troncos remarco que es genial), en casos puntuales son también su perdición por pecar de exceso, y es que en algunos planos quieren poner tantas y tantas cosas, que al final pierden credibilidad y algunas de ellas huelen a 3D barato que echan para atrás (escena donde vemos los templos y podríamos soltar un Ohhhhh, acabas soltando un Uffff cuando meten barcos por todas partes para que en el agua no quede un centímetro vacío).
Las luchas en general tienen buen ritmo y son originales, que eso cuesta de ver ultimamente y se le agradece, la verdad. Otras por el contrario son más típicas, como cuando se empeñan a subirse a árboles e ir de rama en rama al estilo de Tigre y Dragón, acabando un poco cansado de (como los llamo yo, con perdón) de tanto chino saltarín.
Como curiosidad remarcar que en la visita inicial al buda, los dignatarios extranjeros que están como invitados, hablan en castellano, pero sus vestimentas si algo me recuerdan sería a la de los romanos... me ha dejado con la curiosidad de descubrir realmente a quien querían poner aquí sus creadores. No sería la primera vez que vemos un patinazo cultural garrafal (quien no recuerda en una de las entregas de Misión Imposible, como se mezclaban cosas tan diferentes como las fallas y la semana santa... diciendo que quemaban a los santos, chapeau!!!).
En fin, que es una buena opción para ver una película de artes marciales bien hecha y bastante entretenida, con un toque a lo Sherlock Holmes para variar.

MUÑECOS INFERNALES (1936)

Dos presos se fugan del penal de la Isla del Diablo, uno de ellos es Paul Lavon (Lyonel Barrynore), un banquero que fue traicionado y acusado falsamente por sus tres socios y que estaba cumpliendo cadena perpetua, el otro es Marcel (Henry B. Walthall), un científico medio loco que después de muchos días de huída, conduce a su compañero hasta un refugio secreto donde les espera su mujer, Malita (Rafaela Ottiano). Una vez allí Paul descubrirá los experimientos en los que ha estado trabajando la pareja y que implican la miniaturización de animales y personas. No obstante el proceso de reducción de tamaño no es perfecto y al realizarlo el cerebro queda totalmente vacío y carente de voluntad, pudiendo ser controlado desde ese momento por su creador para hacer lo que le plazca. Marcel, muy enfermo, morirá en la demostración que estaba realizando (ya es mala suerte, pobre), por lo que Malita y Paul pactarán una alianza para llevar a cabo la venganza contra sus ex socios. Para ello se trasladarán a París, donde Paul adoptará el aspecto de una dulce anciana para ir preparando su vendetta personal tras haber pasado 17 años injustamente encerrado.
Junto a Garras humanas (1927), Drácula (1931) y Freaks, la parada de los monstruos (1932), formaría el poker de logros cinematográficos de su director, Tod Browning. Aquí nos regala una película plagada de aciertos y que desborda imaginación y buen hacer.
La película está basada en un texto titulado "Burn, witch, burn!", pero en la que la censura (maldita sea una vez más) aplicó una serie de cambios. Originalmente los seres miniaturizados eran animados mediante el uso de magia negra, mientras que en la película se optó por un planteamiento científico, mucho menos escabroso para la época, pero que le habría dado un toque definitivo a la obra. Por otro lado se cambió el suicidio del personaje de Paul por la polémica que este hecho podría levantar (una lástima).
El resultado global es muy satisfactorio y crea una tensión que se palpa en todo momento mediante el uso de los inquietantes muñecos y las buenas interpretaciones de sus actores. Merece destacarse la actuación de Lyonel Barrymore, quien sabe encarnar a la perfección el papel de Paul y el de la afable anciana, pudiendo mostrar dos caras bien diferentes, por un lado un hombre ávido por vengarse y por el otro una persona capaz de un amor infinito hacia su hija y su madre.
Rafaela Otiano en su papel de Malita también sabe crear un inquietante personaje: coja con su muleta, con un pelo que en parte puede recordar al de la novia de Frankenstein y una mirada de enajenada que asusta, es la imagen de científico loco que necesita el film. Los socios de Paul saben mostrar ese miedo creciente al saberse posibles víctimas, acabando por completar un buen reparto.
Los efectos especiales son fantásticos (para la época, claro, pero hoy en día siguen siendo notables), se combinaron imagenes rodadas con doble exposición y también el uso de construcciones gigantescas para aparentar que los seres eran diminutos (destacar sobre todas las demás, la escena en que una joven miniaturizada está en el dormitorio de una de sus víctimas y escala la cajonera y va sacando las joyas para tirarlas por la ventada, el efecto está perfectamente conseguido). En general todas las imágenes en que participan estos seres están rodadas con mucha precisión y muy logradas.
Una historia que se sigue con mucho interés y que satisfará a todo amante del buen cine (clásico o no), con venganzas y mucha tensión de por medio.

viernes, 27 de mayo de 2011

EXPERIMENTO DIABÓLICO (1972)

El Doctor Kirshner, un cirujano racista e intransigente, se encuentra enfermo de cáncer terminal, y pretende salvar su cabeza trasplantándola en algún cuerpo sano, como ya habían conseguido con un gorila previamente (escena delirante el gorila con 2 plátanos, ver foto). El resultado no será el previsto, ya que por motivos de inminente necesidad se le trasplanta en el cuerpo de un gigantón negro, que acusado de muerte injustamente, salvará su vida ofreciéndose para tal experimento, dando lugar a continuos rifirrafes racistas y luchas por la hegemonía y control del cuerpo.
El reo consigue escapar, y así comenzará la caza y captura de este ser con dos cabezas, una blanca y otra negra.
Lo único con un poco de gracia del film








Un film del todo olvidable, raso y aburrido como pocos, que acusa sobremanera su condición de serie B, sin gracia ni estimulo, adoleciendo su propia proclamación de subgenéro para hundirse en la oscuridad y el olvido. Una propuesta que destruye una idea con algo de originalidad y que no desarrolla en absoluto su posible potencial, provocando una tortura sin piedad para el animado espectador.
Un reparto anodino, un desarrollo pelmazo (más de 25 minutos de persecuciones a lo Benny Hill con infinidad de accidentes gratuitos, insoportables) y una gran cantidad de conversaciones anestesiantes logran apagar el sistema de alerta de cualquier individuo, que proclama a los 4 vientos que finalice cuanto antes. Un film pro-siesta que merece estar donde está, en lo más profundo del anonimato cinematográfico, sin especial mención por nada en particular, ni tan siquiera la música a lo Isaac Hayes.
Algunas bromas (esperábamos cachondeo sano, y no había ni rastro de gracia) son del todo desafortunadas, como la que hace la mujer del prófugo al llegar a casa (-¿tienes otras cosas por partida doble?-...simplemente lamentable.)
El castigo que sufrimos era previsible, lo sabemos, pero a veces en estas obras menores se encuentran tesoros "underated" que te animan a seguir buscando, aunque en el caso de este tortuoso y despiadado visionado, nos aleja de futuras búsquedas como si del tufo de una mofeta se tratase.
Lo dicho, un insultante film que no ofrece nada más que una pérdida de tiempo y fomenta la cautela para futuras elecciones. Por cierto, alucino como Slither no pasa del 5 en filmaffinity, pero en cambio éste bodrio sin nombre recibe un 5,5....una falta de criterio común alarmante.

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